Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
246 Síndrome del Niño Agredido y Hoy. Radios Santiago, Cien y Coo- perativa . Diarios El Rodriguista, Fortín Mapocho y La Nación. Pocos, muy pocos, sabía que era un insigne colaborador de El Ro- driguista. Obviamente era un anónimo. Siempre estuvo cerca y en contacto con el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Fue un importante ayudista y colaborador. Su hijo cineasta Luis Emilio, recuerda: “Éramos chico. Una noche mi papá llegó con un amigo que de día no estaba en la casa, pero sí aparecía por la noche. Junto a él co- míamos de todo y tomábamos bebidas. No entendíamos mucho, pero lo pasábamos bien”. Hoy, ya adulto, cuenta que ese amigo fue uno de los fugados de la “Operación Éxito”, que ocurrió la noche del lunes 29 de enero de 1990 desde la Cárcel Pública que se ubicaba entre las calles Ge- neral Mackenna con Balmaceda y Teatinos, donde ahora existe el edificio de Emos. Fueron 49 los fugados, uno de los cuales se quedó sin apoyo, y que Jaime Valdés ayudó, refugiándolo por un par de semana en su casa de la comuna Pedro Aguirre Cerda. “El amigo dormía de día en un fondo falso de la casa y de noche salía. Mi papá, como había estudiado arquitectura, construyó la casa ayudado por compañeros de la universidad, creando un do- ble fondo en el piso de la casa, donde dormía el fugado”, cuenta Luis Emilio cono anécdota. Jaime entregaba todo por la causa del partido y luchó por los de- rechos humanos hasta el final de sus días, aunque terminó decep- cionado de la mayoría de sus compañeros de partido tras instau- rarse la democracia en el país. No compartía que varios de ellos vivieran como ricos y se olvidaran de su pasado, de la filosof ía y del espíritu social que indicaban las bases del comunismo. Es más, cuando fue despedido de La Nación en enero de 1997, se asoció con un argentino que pertenecía al Partido Comunista. Compraron tres autos cada uno. Jaime y su pareja Claudia Saave- dra solicitaron un crédito y sumaron los ahorros que tenía para la compra. A los meses, desaparecieron los autos y el compañe- ro. Este hecho acentuó su depresión. Había que cumplir con los compromisos bancarios y ya no había caja para ello. Jorge “Gato” Escalante Uno que conoció en el terreno del reporteo a Jaime Valdés, fue el “Gato” Jorge Escalante. El periodista y escritor recordó a su cole- ga y amigo: “Apenas finalizada la dictadura, en junio de 1990 fue descubierta la fosa clandestina de la caleta de Pisagua. Desde febrero de 1987, yo trabajaba como periodista en el diario opositor al régimen de Pinochet, Fortín Mapocho . Me correspondió por Fortín viajar a Pisagua a cubrir el hallazgo de la fosa. Ahí conocí a Jaime Valdés. Nos conmovimos juntos ante el ha- llazgo. Uno a uno iban apareciendo los 19 cuerpos momificados. Aún mantenían el rictus del horror en el rostro y los orificios de las balas. Pero Jaime estuvo siempre más emocionado. Quizás yo estaba ya más curtido por mi experiencia anterior de una larga prisión política. “Después reencontré a Jaime en La Nación en 1993 cuando llegué a trabajar a ese diario. Conversamos muchas veces acerca de lo que vivimos en Pisagua. Hasta hoy, ha sido la única fosa clandes- tina en la que se ha descubierto cuerpos que permanecían desa- parecidos. Digo, hallazgo masivo. Pero sobre todo, lo que más nos impactó fue el estado en que aparecieron esos cuerpos. Era como si aún estuvieran vivos, disecados. “Conociéndolo más en La Nación, me convencí de que Jaime vi- vía un drama interno no superado por todo lo ocurrido tras la instauración en Chile del terrorismo de Estado. Pasaba por eta- pas buenas y malas. Su estado emocional era muy cambiante. A veces parecía que lo único que quería era borrarse del mapa y que para él todo ya era irrelevante. Pero su fuerza la mostraba en su trabajo periodístico. Siempre moviéndose de un lugar a otro por el país, buscando pistas que condujeran a más cuotas de verdad sobre lo acontecido en la larga noche del terror militar.
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