Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)

Para que nadie quede atrás 245 el más preocupado por el qué somos, por qué somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Es como uno de esos sabios de la antigua Grecia, que reflexiona en cualquier parte y en todo mo- mento, siempre expresándose con un lenguaje llano, directo, sin palabras complicadas. Y no es que sus filosofadas sean un poco profundas; ¡todo lo contrario!... En clases, sea ésta de la onda fi- losófica o de aplicación de ciencias, siempre levanta la mano, se retuerce el bigote colorín y habla durante largo rato. Muchas ve- ces los profes y compañeros no lo entendemos… es una lástima”. En un trabajo similar de Redacción II, el también alumno Rodolfo Arenas, tituló “Un Quijote tranquilo”: “Destaca a primera vista por su estatura. Luego uno empieza a fijarse en sus maneras suaves y su voz tranquila. Tras un acer- camiento se destaca con claridad su extraordinaria inteligencia y madurez. No parece un estudiante universitario. Demasiada edad, aire descuidado, escasa asistencia, más poeta que periodis- ta… y sin embargo es el más universitario de los que estudian en la Escuela… Todo el curso se agita, la discusión se acalora poco a poco, y el Quijote levanta su mano para acotar: bueno, no sé, me parece que… y suelta unas verdades que terminan en mí, toda duda. Parece tener la humildad del que lo sabe todo. Un quijote bien puesto en la tierra, con el realismo de Sancho y con la me- lancolía de ambos. Quijote por su triste figura y por la convicción con que defiende sus ideas, un Quijote tranquilo”. En plena carrera universitaria, Jaime se consideraba un aprendiz de poeta. En su diaria lucha quería ver la luz, quería ver el sol. Para él la poesía iba unida con los pasos de la vida. “Para hacer poesía hay que estar vivido o ¿bebido? Si sólo se vegeta y se cum- ple con la rutina administrativa y establecida y nos olvidamos de nosotros mismos, dif ícil será hacer poesía. Es una actitud ante el mundo, un mirar enamorado, y es necesariamente un compro- miso”. Jaime pensaba que la poesía tenía que ver “con lo nuestro –el día a día– con el pan, el trabajo y el amor. No es un traje que nos po- nemos, ni una profesión, ni un título. Es una lucha cuerpo a cuer- po… Así estamos en medio del mundo, con la mitad del cuerpo en el barro y la otra mitad en el cielo. Con miserias y estrellas. Rodeados de hombres que padecen, que luchan y pasan indife- rentes. Con besos y gotas de sangre. Nada de esto es ajeno a la poesía, que es sabia y crisol”, decía a los 27 años. Rodriguista Una vez que egresó de Periodismo, hizo la práctica en Las Últi- mas Noticias (1983). Luego trabajó en las revistas APSI , Análisis, En Pisagua. Cubriendo la información de la masiva tumba de detenidos-desaparecidos.

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