Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
Para que nadie quede atrás 225 análisis me centré más en mi país, en destacar historias humanas y los lugares hermosos que tenemos en Chile, y a preservar las tra- diciones y más viejas costumbres. Pero sobre todo destacar a esas personas que, como decía Martín Descalzo, nunca van a tener un lugar en la televisión ni un par de centímetros en una columna de un diario cuando son los que construyen la realidad de nuestro país en el más completo anonimato” Pese a estar retirado de la televisión, Alipio recordaba los nombres completos de colonos o pobladores que entrevistó en los pueblos fronterizos, como Francisco Manzano en Visviri, Etelvina Baha- mondes en Paso El León, donde el hito fronterizo chileno-argen- tino le partió su casa en dos, o Héctor Sepúlveda en Laguna del Desierto, territorio que por un fallo arbitral quedó en Argentina. El mensaje de Alipio Vera resultó contundente para quienes deci- den las coberturas en los medios, especialmente televisivos: “De esas personas tenemos también que preocuparnos los periodistas: del campesino, del obrero, del pescador, del minero. Los protago- nistas de las historias en este país, los que construyen y levantan Chile todos los días, y no tienen acceso a los medios”. Testimonios de grandeza Alipio Vera fue un compañero excepcional para el curso que in- gresó en 1966 a la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chi- le. La muerte lo sorprendió cuando planificaba recibir en su casa, junto al canal de Chacao, a sus compañeros de generación en una sucesión de visitas que debía coordinar por el autor de esta sem- blanza. Para motivar a sus futuros visitantes, envió este mensaje: “En mis pagos no sólo el amanecer es estimulante querido amigo, también el ocaso con colores maravillosos que te tranquilizan y te llevan a dormir en paz. Cuando me pases a visitar, tendrás larga playa para caminar y oscuros bosques nativos con chucaos y pudúes”. Juan GuillermoMellado, Oriana Zorrilla, Francisco Villagrán, Max Laulié, José Blanco, María Teresa Maluenda, Carmen Castro, Luz María de la Vega, fueron algunos de los compañeros de generación que compartieron en las redes sociales reflexiones y recuerdos que hablan de la grandeza de Alipio Vera. El 21 de marzo de 2023 se congregó a una multitud en la Parroquia Ecuménica del Parque del Recuerdo para darle el último adiós. Santiago Pavlovic lo despidió en nombre de sus compañeros de In- forme Especial, y Gustavo González Rodríguez, exdirector de la Escuela de Periodismo, lo hizo en nombre de sus compañeros de generación. “Este viejo joven se hizo famoso fraternizando y compartiendo con el arriero, el artesano y el campesino, hablando también con el empresario, el agricultor y el comerciante; con el minero y el pes- cador. Alipio, este viejo maestro y Premio Nacional de Periodismo no se escondía detrás de anteojeras ideológicas. Hablaba con todos y en todos encontraba historias potentes, a veces desgarradoras y casi siempre redentoras. Desde chico supo del trabajo duro en el campo, de monturas, baguales y pilcheros, trabajo recio que le cur- tió el cuerpo y el alma”. “También fue un hombre de familia apegado a la querencia de So- nia, su mujer, sus hijos y luego sus nietos. Viajó por el mundo y recorrió Chile de punta a rabo pero siempre volvió a su pequeña patria de Carelmapu junto al Río Maullín donde recibía y agasaja- ba a sus amigos”. (Santiago Pavlovic) “Fue el mejor de nuestra generación fundamentalmente porque nadie como él reunió cualidades que son cada vez más escasas en este mundo individualista y de dobles estándares. En Alipio con- fluyeron la sencillez, la modestia, la generosidad, un sentido de la amistad profundo y a toda prueba, la solidaridad, el sacrificio y el esfuerzo, la tolerancia que lo situaba por sobre nuestras pequeñas rencillas universitarias. Alipio Vera Guerrero fue el mejor de nues- tra generación porque junto con todas esas cualidades fue sobre todo un hombre bueno, porque fue también un hijo del pueblo, un trabajador incansable. “Alipio Vera, un hombre bueno que a la vez fue un periodista ex- cepcional. Tal vez nadie como él supo aplicar y enriquecer en la práctica las enseñanzas que nos inculcaron nuestros maestros en la Escuela de la calle Los Aromos: el rigor reporteril de Alejandro
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