Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
224 que si nadie te postulaba, a lo mejor podía haber grandes perio- distas que merecían la distinción y no la iban a obtener nunca” “En el caso mío se gestó en la caleta Chañaral de Aceituno. En una ocasión el camarógrafo Carlos Aguilar –un aysenino radica- do en Atacama– me llamó para contarme que estaban llegando ballenas al lugar y los pescadores estaban asustados y no podían trabajar tranquilos. Alipio fue de inmediato a la zona para con- vencer a los pescadores que la llegada de ballenas les iba a cam- biar la vida porque la caleta se iba a transformar en un sitio de atracción turística”. Hizo un reportaje y les advirtió a sus entrevistados: “ustedes ne- cesitan mejorar sus embarcaciones, tomar medidas de seguri- dad… No tengan miedo a las ballenas. Pueden acercarse a ellas en forma prudente. Arreglen un poco sus casas porque van a llegar tantos turistas que necesitarán alojamiento y alimentación.” Los pescadores fueron implementando paulatinamente los con- sejos de Alipio, lo que les cambió la vida. Y el agradecimiento no tardó en llegar. Un día llamaron a Aguilar y le dijeron: “don Alipio nos ha hecho tanto bien, ¿por qué no lo postulan al Premio Na- cional de Periodismo?”. “Hagan una carta y la presentan a los encargados de elegir a los candidatos”, replicó el camarógrafo. Así lo hicieron y la misiva llegó a manos del periodista Santiago Pavlovic, compañero de Alipio en Informe Especial, para que todo el equipo del programa se sumara a la iniciativa. Pavlovic redactó el documento definitivo de la postulación, en el que resaltó los mé- ritos del profesional portomontino: “Alipio encarna un periodismo testimonial, el periodismo de te- rreno que se aleja de la opinología fácil, un periodismo que va al encuentro de la realidad y de la matriz popular porque expresa los problemas, las angustias y las alegrías de los hombres y mujeres que a veces parecen no estar en la historia ni en los medios. Pro- bablemente Alipio Vera es una de las personas que tiene más ami- gos en Chile. Son amigos surgidos al calor del té pelado, del pan con chicharrones, del cordero asado al palo, del pescado frito, de la conversación junto al fogón, de los chascarros junto a un pipeño, de la entrevista en medio de la lluvia y el frío. Premiar a Alipio Vera Guerrero es también premiar a ese Chile profundo” Pavlovic no hizo más que interpretar lo que el propio Alipio visua- lizó como eje de su acción profesional: “servir a mi país” La influencia de Descalzo Un sacerdote y periodista español, Martín Descalzo, resultó funda- mental en ese giro profesional. Ello ocurrió cuando una recopila- ción de sus artículos llegó a manos de Alipio, quien se sentía emo- cionalmente abrumado tras la cobertura de los conflictos armados en las últimas dos décadas del siglo XX. “En uno de sus tantos artículos, Descalzo se preguntaba si los pe- riodistas no estaremos contribuyendo a oscurecer el horizonte del mundo todos los días con nuestras noticias terribles, con tragedias, con primeras páginas en los que se destaca al criminal, al narco tra- ficante, etc., en vez de resaltar lo positivo que ocurre en este mundo” “A mi también me hizo mucho sentido y ahí hubo un click en el enfoque de lo que estaba haciendo. Como consecuencia de este Homenaje al Premio Nacional de Periodismo 2013. Alipio, al centro de la foto junto a su esposa Silvia Hernández.
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