Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
Para que nadie quede atrás 223 ese punto captamos los tiroteos y nos trasladamos hasta La Mone- da cuando comenzó a incendiarse”. Después del golpe, Vera renunció al canal pese a no estar en la lista de despedidos. Pero su razón ética pesó: no estaba de acuerdo con el régimen de facto que se instaló en el país, por lo que volvió a Puerto Montt y siguió trabajando como corresponsal de Televisa. Al principio despachaba desde el sur, pero las autoridades exigían que los despachos de prensa tenían que pasar por la censura en Santiago antes de emitirse. Emilio Benevides lo llamó para pedirle que volviera al canal y la respuesta de Alipio no dejó lugar a equívocos: “no quiero aparecer colaborando con un régimen que no deseo para mi país” Las razones que tenía para decirle no a TVN fueron contundentes. Alipio tenía un hermano preso, una hermana exonerada y sobrinos que habían sido torturados a punto de morir, entre estos uno de- tenido desaparecido. “Era muy dif ícil trabajar en esas condiciones”, recordaba. En esas circunstancias adversas, Alipio recordó las palabras del “Negro” Mendoza y fue a interceder por sus familiares ante el pre- sidente del Consejo de Guerra en Puerto Montt. Logró que libera- ran a su hermano y pararan de torturar a su sobrino. Como los ingresos de la corresponsalía mexicana no cubrían sus gastos, Vera ejerció como Director del diario Austral, hasta que éste se vendió a la cadena El Mercurio, por lo que presentó su re- nuncia al cargo. En 1984 volvió a TVN y cofundó el programa Informe Especial junto a Santiago Pavlovic, Patricio Caldichoury, Guillermo Muñoz y Marcelo Araya. Los programas de investigaciones se convirtie- ron en el gran éxito de la televisión chilena, y Alipio descolló en la cobertura de las guerras en distintos lugares del mundo. El corresponsal de guerra Vera estuvo los epicentros de los conflictos armados en la última parte del siglo XX. Entre otros, cubrió los de Ruanda, Nicaragua, Balcanes, Afganistán y el intento de golpe de estado contra Mijail Gorbachov en la desaparecida Unión Soviética. Con suficiente material para escribir un libro sobre su experiencia en las guerras, en esa entrevista con La Red Alipio reveló algunas de esas historias. “En Afganistán nosotros teníamos un intérprete que resultó ser espía de los talibanes. Nos dimos cuenta de a poco porque se nos cerraban las puertas cuando queríamos llegar a ellos. “Un día le pedí a mis asistentes que estuvieron atentos por si veían alguna iglesia católica ya que deduje que sus feligreses lo estarían pasando muy mal en un país con amplia población musulmana. Ubicamos una parroquia y el cura que nos atendió no quiso res- ponder nada de lo que le pregunté, estaba muerto de miedo. Pero antes de retirarnos me dijo en voz baja: venga el domingo pero sin el intérprete porque es informante” Alipio también ganó el reconocimiento de los corresponsales ex- tranjeros con la cobertura que hizo sobre una fábrica de alfombras en Peshawar, en la que trabajaban exclusivamente niños. Tenía que transmitir la nota a su canal vía satélite, pero el sistema se cayó. Desesperado acudió a la ayuda de colegas que trabajaban para ca- denas con sistemas satelitales propios, los que al ver el material se lo quisieron comprar de inmediato. La respuesta de Alipio los sor- prendió: “no se los vendo, se los regalo, pero dejenme transmitir el material a mi país” Las ballenas y el premio Su candidatura al Premio Nacional de Periodismo en 2013 escapó de los canones normales porque la promocionaron los pescadores de la caleta Chañaral de Aceituno en la Región de Atacama. La ex- plicación está entroncada con el deber ser del periodista, según la visión que Alipio tenía de la profesión. “Me parecía extraño que algunas personas se postularan al premio, u otros grupos lo hicieran por ellos. Siempre pensé que el jurado integrado por los rectores de las universidades, más el ministro o ministra de Educación, debían establecer quienes son los merece- dores a los premios en las distintas disciplinas. Mi deducción era
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