Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)

20 documental Teoponte ¡volveremos a las montañas! , basado en su obra, dirigido por Roberto Alem Rojo. Tal vez una muerte absurda para una vida ejemplar. Y es que más allá de las hipótesis y controversias sobre el autor de su asesinato y sus motivaciones, Elmo Catalán Avilés debe ser recordado como un hombre consecuente con sus ideas e ideales, como un periodis- ta identificado a fondo con las luchas revolucionarias de los años 60, que inspirado por el Che Guevara abrazó las banderas del in- ternacionalismo y quiso ser combatiente y fundador de la Patria Grande, como se solía identificar en la utopía de aquellos años a una América Latina integrada como una gran república socialista. “Para nosotros «la patria es América», como lo proclamara Bolívar en los cam- pos de batalla”, escribió Elmo en la carta que dirigió a su madre, hijos, hermanos, tíos y demás familiares desde Bolivia, con fecha 19 de abril de 1970, para rom- per una larga incomunicación y reve- larles su condición de guerrillero: “Soy soldado del Ejército de Liberación Nacional, el ejército que el Che y un puñado de valientes fundaron en Ñancahuazú. Muchos sue- ñan con tan grande honor sin alcanzarlo. Por eso me considero un privilegiado”. “Patria tiene para mí un sentido real y profundo. Es ciertamente el territorio geográfico donde el individuo nace. Pero patria es tam- bién en toda su dimensión el suelo oprimido donde un revolucio- nario combate por la libertad de su pueblo o muere en defensa de sus ideales”. “Patria es la Nueva Sociedad y el Hombre Nuevo que nosotros queremos”. “No soy extranjero en Bolivia ni seré extran- jero en ningún lugar de América Latina”, señaló en otros pasajes de la extensa carta, reproducida extensa carta, reproducida en el libro de Bodes. El texto, firmado como Ricardo, terminaba con una post data con- movedora: “Hay algo más –y bastante grande– que me une pro- fundamente a esta tierra. Amo a una combatiente del ELN y tendré un hijo boliviano. Soy feliz”. Orador apasionado, extraordinario profesional La biograf ía de Elmo Catalán fue editada en Cuba como parte de las actividades conmemorativas del 50 aniversario de Prensa Lati- na, agencia noticiosa de la revolución cubana en cuya correspon- salía en Santiago trabajó el periodista chileno entre 1961 y 1964. En este libro, José Bodes –quien también fue corresponsal de Prela en Chile– hace un completo recorrido por la vida familiar, profesional y política de Catalán, desde sus inicios como cronista deportivo en el diario El Siglo en 1955, cuando ya estudiaba en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, hasta su muerte en Bolivia. “Elmo Catalán causó variadas impresiones a su paso por la escuela. Desde luego, hizo siempre impacto por su oratoria, generalmente apasionada en defensa de sus principios, identificados con las ideas de la izquierda. Luego, en virtud de una cierta facilidad para rela- cionarse con las personas, despertaba simpatía entre el elemento femenino. Además, dio siempre muestras de una extraordinaria capacidad socializadora al participar tanto en actividades propias de la carrera como en otras de carácter extraescolar”, recuerda el periodista Juan Guillermo Figueroa. “Fue alumno del primer curso de la primera escuela de periodismo de Chile. Gladys Guzmán, una de sus compañeras en dicho curso, lo recordó como parte del llamado «clan de los nortinos», que in- tegraban también Enrique Pizarro, Ibar Aibar, Atio Gálvez, Hora- cio Marull y Luis Ochoa. Todos provenían del liceo de hombres de Antofagasta”, agrega Juan Guillermo. “Evoco la imagen de Elmo como la de un inquieto estudiante, un apasionado defensor de los humildes y un buen amigo en las au- las y en la vida social. En el plano profesional, lo recuerdo como un periodista que durante diez años, al menos, aplicó con rigor las enseñanzas de sus mentores y puso al servicio de la sociedad su talento, empuje y coraje”, concluye Figueroa. Elmo Catalán se recibió como periodista con la memoria titula- da “La propaganda, instrumento de presión política”, donde tuvo como profesor-guía a Mario Planet. A comienzos de los años 60 trabajó en la Escuela de Periodismo como ayudante del profesor Elmo junto a sus hijos Elmo y Claudia Catalán Agüero.

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