Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
196 Antonio Márquez Allison ENTRETENIDO Y BRILLANTEMENTE CULTO Por Federico Gana Johnson Me atrevo a comenzar en términos estrictamente personales estas líneas sobre el paso por la vida de nuestro querido Antonio Már- quez Allison. Pido ser aceptado por ello. Es que Toño no sólo fue otro colega que se nos ha ido, no única- mente un compañero más. Toño fue un tremendo amigo mío y nuestro. Fiel, cercano y solícito hasta las entrañas. En las buenas y en las malas que todos hemos vivido, él estuvo presente en el mo- mento exacto. Siempre sonriente pero firme, como soldadito de plomo, que de eso sabía. Me atrevo, decía, a esta inicial visión de tipo personal porque un día de la primera semana de actividades (no sé si serían clases) ape- nas ingresamos al Primer Año en la Escuela en 1964 salimos Toño y yo caminando por la calle doctor Johow, cruzamos la Plaza Nu- ñoa, subimos conversando por Irarrázaval sin que el tiempo nos preocupara mientras charlábamos de no me acuerdo el tema, pero muy interesante debió ser, pues sin darnos cuenta llegamos a Plaza Egaña y, como ya estábamos cerca de mi casa en La Reina, lo invité a almorzar. Lo recibió mi madre como a otro hijo (tal como tiempo después me recibía la suya en su departamento de calle Antonio Varas). Con su hija Daniela Márquez Colodro.
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