Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
Para que nadie quede atrás 191 Manola Robles Delgado EL VÉRTIGO DEL REPORTEO Y LA VIDA Por Silvia Yermani Valenzuela Manola Robles Delgado nació intensa y fue un volcán activo como reportera. La pasión por la radio era irrenunciable. Su voz en cada despacho a través de radio Cooperativa causaba temblores entre los auditores. Inolvidable entre sus colegas y sus entrevistados. Era intensa en sus análisis y nunca fue desmentida. Tuvo oportunida- des de trabajar en televisión, muchas veces se le ofreció. ¡No! Su sustancia reporteril quedaba impresa en cada despacho radial que hizo en Cooperativa, emisora que proclamó su independencia a la dictadura de Pinochet. Entró a estudiar Periodismo a la Universidad de Chile, ¡con solo 15 años! No hay caso similar de precoz inicio estudiantil en nuestra escuela. Fue la más joven en primer año. Titulada en 1968 partió su carrera en el área policial. Allí se movió como pez en el agua, en un ambiente que era casi exclusivo de hombres. “Casi”, dice su colega Guillermo Torres, porque “de pronto, entre experimentados reporteros policiales, aparece la figura menuda, vivaz y alegre, de una muy joven reportera”. Torres recuerda que no fue fácil para avezados investigadores habituarse a la presencia inquisitiva, perspicaz e inteligente de Manola Robles. “Guillermito (así me decía, éramos compadres), aquí lo que importa es el con- texto social de los casos policiales. Los diarios sensacionalistas que se dediquen a contar de cuantas puñaladas mataron a una persona”. Se enfocaba en los problemas sociales detrás de cada acto delicti- vo. Luchó siempre por la libertad y el respeto a los derechos huma- nos, por los exiliados y exonerados, por relatar la verdad de cuánto dolor atravesó Chile en los años de la dictadura. Hija de un refugiado andaluz, que llegó en el barco Winnipeg, y de madre chilena, quien era una activa dirigente social. De allí que su vida se definió con valores humanitarios y ejerció su profesión con pasión, valentía y ética a toda prueba. Más de cinco décadas de- dicadas a su profesión y no se quebrantó jamás. Solo dos semanas antes de su muerte dejó la página web de radio Cooperativa donde se publicaban columnas de opinión que Manola editaba. María Paz Daniel, hija de un reconocido periodista radial, tiene un recuerdo valioso de esa etapa cuando le solicitó la publicación de Manola Robles: una gran página en el periodismo radial chileno.
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