Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)

Para que nadie quede atrás 187 José Gai Hernández “NUESTRO PEQUEÑO LEONARDO” Por Ariel Poblete Garrido Un día tras la muerte de José Gai –ocurrida el sábado 15 de junio de 2019– Las Últimas Noticias publicó una nota destacando lo que decía el recordado periodista Eugenio Lira Massi sobre el recién fallecido, tras acogerlo en la redacción del diario Puro Chile en los albores del gobierno de Salvador Allende. Lira Massi lo llamaba simplemente “Nuestro pequeño Leonardo”. Es un honor haber sido considerado para escribir estas líneas so- bre Pepe Gai y me enorgullece haber sido su amigo y subalterno. Siempre me he preguntado cómo lo hizo para organizar con efica- cia la diversidad de sus talentos y producir obras de incuestionable solidez. Fue periodista, escritor, caricaturista, ilustrador, humoris- ta gráfico (era un ferviente admirador del “Negro” Fontanarrosa) y pintor (incluso Joan Manuel Serrat lo llamó para felicitarlo por los cuadros inspirados en sus canciones). “Que venga el mejor periodista de este diario” solía exclamar a ini- cios de los 80 Raúl González Alfaro, el temible subdirector de Las Últimas Noticias , para encargar a José Gai algún tema complejo. La frase sonrojaba al convocado, una de cuyas virtudes era la modes- tia, nos regocijaba a sus amigos y enfurecía a varios envidiosos que pululaban en la crónica del citado matutino, hogar periodístico de Pepe durante más de 20 años. A la sazón, el diario aún funcionaba en calle Compañía. Su edición nocturna –al mando de un ex trapecista oriundo de Punta Arenas– se había convertido en una suerte de “corte de los milagros”, en la que desfilaban desde el atardecer personajes de la agónica bohemia santiaguina que poco contribuían a la exigente labor periodística de la noche. Gai se hizo cargo de esa vilipendiada edición, imprimiéndole un sello de rigurosidad y eficaz cobertura ante el surgimiento de no- ticias, que siempre ocurren tras el cierre de la primera edición. En ese tiempo ya poseía una mirada escéptica frente a los hechos y un espíritu crítico labrados en años de oficio. Él fue mi jefe durante el lapso que fatigué para terminar la universidad y siempre conté con su apoyo. Era una época de restricciones a la libertad de expresión, plagada de comunicados oficiales del régimen, situación que cons- tituía un reto que más de alguna vez sorteamos. José Gai: periodista, dibujante, caricaturista, gran escritor…

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