Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)

Para que nadie quede atrás 173 Luis Henríquez era muy conocido en el campo como Ho Chi Minh. Era el ilustrador del diario Chacabuco 73, una publica- ción nuestra que estaba sometida a censura por los militares. El hacía todos los dibujos y las caricaturas, era un hombre funda- mental para un trabajo que había que hacer. Chacabuco 73 fue un diario tan especial, como medio creado en un campo de concentración de Chile por quienes fuimos re- legados allá por la dictadura de Augusto Pinochet. Yo destaco firmemente la labor que hizo Luis Henríquez Álvarez en esta publicación, porque tiene un valor histórico importante para la memoria. Luis era además un hombre muy puntilloso y exhaustivo, tra- bajaba mucho en la edición de los textos con que cada uno de los 13 periodistas colaboramos para la publicación y además te- nía la suficiente inteligencia y capacidad para pasarle goles a la censura. Era una labor que él desarrollaba con mucho criterio y mucha creatividad. PRISIONERO POLÍTICO EN CHACABUCO Por Guillermo Torres Gaona Los periodistas prisioneros de guerra en Chacabuco fueron Luis Henríquez Álvarez, Manuel Cabieses Donoso, Virgilio Figueroa Fernández, Alberto “Gato” Gamboa Soto, Ibar Aibar Varas, Ro- drigo Medina, Héctor Candia, Guillermo Torres Gaona, Rolan- do Carrasco Moya, Víctor Torres, Juan Ríos Muñoz, Claudio Salas Bruzzone y Federico Quilodrán Chávez. A ellos hay que sumar a Jorge Montealegre, Patricio Cleary y Ángel Arias, que se dedicaron posteriormente a actividades periodísticas. Luis Henríquez, Quilodrán y Torres Gaona pertenecen a la Es- cuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Otra cosa importante que el “tío Ho” hizo en el campo de con- centración es que formó el grupo Astronomía, cuya labor fue destacada en el documental “Nostalgia de la luz”, de Patricio Guzmán. Allí aparece entrevistado Luis Henríquez, explicando qué era lo que él hacía con sus compañeros en Astronomía: to- das las noches se juntaban para observar ese cielo maravilloso lleno de millones de estrellas que nos cobijaban en el cielo de Chacabuco. Fue una tarea científica y poética.

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