Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
170 una ducha temprano por la mañana y volvían a la batalla, con la libreta y el lápiz en la mano. Esta mañana, un amigo llamó para avisarme que había muerto Víctor Hugo Albornoz. El periodista que me enseñó a querer este oficio. El hombre que, con su ejemplo, me inculcó el valor de la responsabilidad y la decencia. El colega que me regaló el privilegio de ser su amigo por largos años. Chao, jefe.
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