Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)

Para que nadie quede atrás 165 Víctor Hugo Albornoz Soto EN POCAS PALABRAS Por Patricia Guerra De pocas palabras. Introvertido. Observador. Silencioso. Con mu- cho sentido del humor. Correcto. Responsable. Eran algunas de las características de Víctor Hugo Albornoz. Sus compañeros más cercanos fueron Max Laulié, Pepe Campos y Luis Alarcón. Con muchos otros compañeros y compañeras, sin embargo, nunca conversó. Entre ellas yo. La que sería su esposa por 35 años. Curioso, pero durante esos maravillosos años en la Universidad nunca cruzamos ni media palabra. Por lo anterior, no puedo hablar de ese tiempo. Yo empecé a cono- cerlo 10 años después de nuestro egreso. Cuando su detención el 11 de septiembre de 1973, en la Universidad Técnica del Estado, donde trabajaba, y su posterior traslado al Estadio Chile y luego al Estadio Nacional, habían dejado profundas huellas en su vida. Jamás hablaba de aquello. Pero estaban ahí, cada día, y surgían con amarga intensidad al aproximarse septiembre. Entonces se volvía más silencioso y, a veces, muy próximo al llanto. El destino quiso que, luego de ejercer como reportero de policía en el diario La Tercera , continuara durante 24 años, como editor de Policía y Tribunales en La Segunda. Con Patricia Guerra, un matrimonio de 35 años.

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