Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)

162 nos recuerda que “Somos la generación que un día leyó en el fron- tis de la Casa Central de la Universidad Católica una frase inolvida- ble, para la historia: Chileno, El Mercurio miente . La historia nunca pasó de largo por nuestra Universidad y se sigue repitiendo con la exactitud de la infamia”. La política como vocación LOS CAMARADAS ”Fuimos llegando de a uno en uno… No nos percatamos demasiado cómo. Pero en un momento imperceptible fuimos camaradas. Nos conocíamos en el hablar y en el sentir. Sobre todo, en la ilusión de servir … Fuimos a veces el camino mismo que no podía detenerse. Son mis camaradas. Por eso los quiero” (Extracto de “Nostalgias”, un homenaje de Claudio Orrego Vicuña a sus ca- maradas, en 1975) Giacomo Marasso intentaba seguir los pasos de Luigi Sturzo, el fundador del Partido Popular Italiano en 1919, antecedente direc- to de la democracia cristiana: “vivo para hacer confluir todas mis partes y mi conjunto hacia el mejor norte, el Bien Común”. Trabajó algunos años en el departamento de Comunicaciones del Partido Demócrata Cristiano y luego asumió como director de Programación de Radio Presidente Balmaceda, hasta que la dic- tadura cerró la radio en enero de 1979. Desde allí Giaco me invitó para crear un programa misceláneo que ocupara el espacio de la mañana. Luego nos volveríamos a encontrar siempre en nuestro compromiso gremial y políti- co. Y no me cabe duda de que en la actual coyuntura, Giaco- mo habría aportado esa cuota de tolerancia y pluralismo que, en los últimos tiempos, ha es- tado un poco ausente en el dialogo político. Su colega, amigo y camarada Ricardo Urzúa, da fe de esta profunda convicción en la democracia que Giacomo asumía como un modo de convivencia: “Se jugaba por lo que creía e hizo un gran trabajo por la recuperación de la democracia en El Salvador”. Ambos periodistas trabajaron juntos en dicho país, durante el go- bierno de José Napoleón Duarte (fundador del Partido Demócrata Cristiano), en plena época de enfrentamiento con la guerrilla. Allí participaron en el proceso orientado a generar un estado democrá- tico en esa nación. “Giacomo afirmaba que para conquistar la democracia en un país que prácticamente no la conocía, había que trabajar para construir la paz y democracia, aunque las condiciones fueran adversas. Y lo hacía con los argumentos del convencimiento y el respeto por el otro”. En la década de los 80, Giacomo se desempeñó como direc- tor de Comunicaciones de IVEPO, Proyecto Venezolano de Edu- cación Popular, presidido por el gran político y diplomático de ese país Arístides Calvani, que ofreció apoyo a los candidatos demó- crata cristianos de América Central para promover salidas demo- cráticas a las guerras civiles de la región. Su ex compañero de ruta, lo recuerda con afecto: “De andar can- sino y reacciones calmadas, Giacomo Marasso era un periodista cuidadoso al momento de tomar decisiones en los distintos cargos que tuvo, ya sea como diplomático, en cargos de Gobierno o en los medios de comunicación en que trabajó. Participó en la campaña del NO y posteriormente en el gobierno de Patricio Aylwin como subdirector de Comunicaciones de la Secretaría General de Go- bierno. Entre sus tareas, le tocó participar en el diseño de la campa- ña contra el cólera y ser parte del equipo que enfrentó los famosos ejercicio de enlace y el boinazo por los pinocheques .” Compromiso gremial Francisco Javier Jara fue un amigo cercano y permanente a lo largo de los años. Fueron amigos toda la vida y trabajaron juntos en va- rias ocasiones: en el apoyo a procesos democratizadores en Amé- rica Latina, en Guatemala, El Salvador y luego en Chile, después de la dictadura. Pancho Jara cree que sin duda el trabajo más signifi- cativo y gratificante para Giaco, fue su labor durante el gobierno del presidente Patricio Aylwin, como subdirector de la SECOM, Padrino de matrimonio de su hija Iride.

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