Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
160 Giacomo Marasso Beltrán GRAN AMIGO Y CAMARADA Por María Teresa Maluenda Merino ¿Por dónde empiezo a contar parte de la vida de mi querido amigo Giaco? ¿Cómo lo defino para abarcar todas sus facetas? El político tolerante, el italiano soñador, el perseverante dirigente gremial, el periodista, el “músico pendiente”, como él se describió hace un tiempo en la radio Cooperativa. “Soy persona, hijo de Dios, hermano de lo humano, tutor de lo creado y lo inventado… Me relaciono me- diante la solidaridad… En mi alma y en mis acciones están lo italiano y lo chileno… Soy el periodista, el político, el músico pendiente, el escritor incipiente, el audino intransigente… Aún sueño con ideas y proyectos”. Fue mi primer amigo en la Escuela de Perio- dismo de nuestra ilustre Universidad de Chile: nos conocimos en la fila para matricularnos. Y esa amistad se mantuvo por siempre. Amigos y camaradas porque desde el primer día mili- tamos en la DCU (Democracia Cristiana Uni- versitaria) y a lo largo de toda la vida compar- timos experiencias profesionales, políticas y gremiales. Poético y soñador, Giacomo estaba siempre ideando nuevos proyectos, en ocasiones utópicos, pero siempre plenos de entusiasmo. La política fue un tema central en su vida y la enfrentó siempre con un fuerte compromiso y respeto por las ideas ajenas. Así lo sintieron muchos de sus colegas. Cuando le pedí a Oriana Zorrilla, un testimo- nio de su compañero de curso, lo tituló Di- ferencias en armonía . Han pasado 57 años y aún lo recuerda “en la puerta de ingreso a la Escuela de Periodismo desde la Facultad de Filosof ía y Humanidades o, simplemente Pe- dagógico, como le llamábamos en los años se- senta: Giacomo Marasso y George Mallohui esperaban a las mechonas, estudiantes de pri- mer año, para darles la bienvenida y atrapar su atención para sus respectivas juventudes Disfrutando un buen café.
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