Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
150 “Una de las características que tendrán, entonces, los públicos de la información electrónica –sostuvo el profesor Alvarez Baltierra– es que ellos deberán trasladar la credibilidad en el mensaje desde los medios tradicionales de comunicación, hacia las propias fuentes informativas. El fenómeno resulta complejo y será materia eviden- temente de una profunda reflexión en los círculos periodísticos, académicos y legislativos. “Una segunda característica es el grado de inseguridad que puede generar la información electrónica. Los receptores podrán ser sor- prendidos en sus lugares de trabajo, en locales públicos o espacios abiertos, por información de último momento, procesada o no, cuya necesidad y urgencia de transmisión obedezca a la decisión de una persona o entidad, situación que envuelve un alto grado de peligrosidad. “El periodismo electrónico terminará con las rutinas. Los actuales periódicos matutinos y vespertinos podrán ser reemplazados por ediciones en constante e ininterrumpida actualización. Las salas de redacción trabajarán las veinticuatro horas del día, reencantan- do en cierta forma el periodismo. “Surgirán nuevos desaf íos, como por ejemplo, el riesgo de generar situaciones de pánico colectivo o reacciones económicas y sociales imprevisibles”. Visión pionera La conciencia de estas maravillosas posibilidades no impidió que Luis, como lo harían más tarde muchos periodistas, comprendiera desde el comienzo los problemas que podrían surgir. Por un lado había que valorar el cambio de ritmo en las comunicaciones, verda- deramente instantáneas por primera vez en la historia. Junto con el trabajo en “tiempo real”, surgió otro fenómeno que todavía no ter- minamos de dimensionar: el hecho de que cada ciudadano tiene la capacidad de hacer llegar desde su equipo (computador o teléfono) su información y su opinión al mundo entero. El entusiasmo por estos avances no debe hacernos olvidar los eventuales peligros, in- cluyendo riesgos éticos insospechados. Lo planteó Álvarez en 1998: “Un efecto negativo es que aumentará la brecha entre la sociedad informatizada, conformada por quienes estén conectados a las re- des electrónicas, y la sociedad no informatizada”. Más dif ícil de prever era que las facilidades tecnológicas permiti- rían el nacimiento de las “redes sociales” que hasta hoy son miradas con admiración (por su capacidad de empoderar a las personas) y con recelo (por el descontrol de muchos usuarios). (Luis Alvarez Baltierra falleció en Temuco el 23 de marzo de 2014, ciudad a la que se había trasladado en 2012 con su esposa Lucía Valdés, con quien se casó en 1961 y quien le sobrevive junto a sus hijos Luis y Rodrigo. No se informó de la causa precisa de su muer- te, aunque lo más probable es que haya sido su enfisema pulmonar o alguna complicación).
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