Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
Para que nadie quede atrás 145 otro de la parte de oficios. En periodismo estaban un señor Lagu- nas y Arístides Araneda. Eran del diario La Nación. Pasé por gran parte de esas habilidades. Hice litograf ía y grabado en metal. Mi práctica fue en la Litograf ía Marinetti, famosa en ese tiempo, y lue- go en fotograf ía. Allí conocí al “chico” Quintana y sus ayudantes”. “Antonio Quintana era hijo de Antonio Bellet (el mismo de la calle homónima), pero su padre no le dio el apellido. Sin embargo, sus hermanastros, Fernando, Jorge y María Bellet (que era escultora), lo trataban muy bien. La familia tenía una empresa muy grande de artículos eléctricos y a Antonio le pagaron todos sus estudios. Por su conocimiento y experiencia de vida, sus fotos tienen otro senti- do y una potente fuerza social”. Ulloa estudió tres años con Quintana y en ese tiempo trabajó tres meses en Chile Films, donde se desempeñó como ayudante de ilu- minación y participó, con el profesor Testi, en “Romance de medio siglo”, la primera película que se hizo en esa empresa. “Podía optar por fotograf ía o por cine, pero los tres meses en Chile Films me desilusionaron”, y optó por la fotograf ía. Trabajó en 1944-45 en una campaña del Ministerio de Salud para promover el consumo de leche pasteurizada. Continuó muy ligado a Quintana, quien era estrecho amigo de Pablo Neruda. Ulloa contrajo matrimonio el 21 de agosto de 1948 con Alicia Valen- cia. Tuvieron tres hijos: Alicia, José Domingo y Pablo Antonio, este último llamado así porque tanto Neruda como Quintana quisieron ser sus padrinos, aunque ninguno de los dos pudo llegar al bautizo. Alicia Valencia falleció en 1995 y en 1998 Domingo Ulloa con- trajo matrimonio con Selma Vásquez Rojas, quien lo acompañó hasta su muerte. Años de docencia Así recuerda su paso por nuestra Escuela: “Estuve veintidós años en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile (hasta 1983) y después cinco años en el Bellas Artes, hasta el 87. En la Chile empecé en 1962, cuando era director de la Escuela Ramón Cortez Ponce”. “En la Universidad de Chile tuve más de mil doscientos alumnos. Hubo años, con Quintana, con cursos de más de cuarenta estu- diantes, cuando era su ayudante de laboratorio. Quintana se alejó el 65. Juntos trabajamos tres años y después me quedé solo, pero con ayudantes. De la misma escuela iban saliendo algunos ayudantes, y otros llegaron desde afuera, como Gustavo Pueller, fa- llecido en 2002, un personaje notable”. Domingo Ulloa define sus años en la Universidad de Chile como los de profundos cambios. “Tras los sucesos de Francia, se produjo un revuelo y la universidad también tuvo una revolución. Nuevos programas, la toma de la Universidad Católica y ‘Chileno: El Mer- curio miente.’ Todas esas cosas las viví por allá por 1968”. “Fue muy agradable la gente con quien me tocó tratar; a veces, ya mayores, como directores de diarios, de radios y otros que iban a El abuelo Felipe del pueblo Ona. Foto de Dominfo Ulloa (1959).
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