Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
140 instrucciones del diario, debió retirarse a su hogar. Poco después empezaba el primer toque de queda impuesto por la junta militar que derrocó a Allende. La política fue proscrita, de manera que el periodismo tuvo que reorientarse, relativamente. A Eliana le asignaron el sector econó- mico y cosas especiales. Fue un extraño cuadro que se prolongó hasta mediados de la década de los 80. Activa y responsable, compartió sus labores con el quehacer aca- démico. Sin descuidar sus obligaciones reporteriles, fue profeso- ra-ayudante de Juan Honorato y Alejandro Cabrera. Más tarde, al dejar el periodismo activo, hizo clases en las universidades Acade- mia de Humanismo Cristiano, ARCIS y Bolivariana, poniendo el acento en los nuevos enfoques de la profesión y el aporte en ellos de TomWolfe. Además, colaboró en las revistas APSI, Pluma y Pincel, Los Tiempos y Punto Final . En esta última, una original y trabajada entrevista al líder sindical Clotario Blest dio origen a una separata de varias páginas. Sin embargo, tras el golpe de 1973, el ejemplar desapareció bajo el fuego por temor a un allanamiento militar. Punto Final dejó de circular en papel, pero sigue vigente como me- dio digital. Su director, Manuel Cabieses, recuerda a Eliana en los aspectos profesional y personal: “Cuando conocí a Eliana me di cuenta que no sólo trataba a una excelente periodista, sino también a una excepcional luchadora por la justicia social. Su escudo era la modestia que ocultaba un acervo enorme de conocimien- tos y sensibilidades. El respeto y afecto que la rodeaban, la convirtió en la presidenta de la Primera Asamblea Nacional de Periodistas de Izquierda de 1971. En ese sentido, Eliana conjugó en una sola personalidad el talento de periodista, la adhesión a los ideales de justicia e igualdad y el calor humano de su amor por su familia y en la relación con sus iguales”. El cine y los libros fascinaron a Eliana desde la niñez. Su opción posterior por el periodismo, de cuyo origen ya hablamos, estuvo vinculada al interés por la lectura y el saber. En uno y otro caso influyó su madre Praxedes, a quien ella llamaba Pa- chita. Tenía apenas seis años cuando vio María Waleska, con Greta Garbo. Y algo más de siete cuando comenzó a disfrutar de cuentos infantiles, que prefería a los juguetes. El barrio Brasil, donde vi- vían, las alentaba a ver películas. Había cuatro salas cercanas y una de ellas, Novedades, ofrecía funciones rotativas que madre e hija aprovechaban cada lunes. Ambas aficiones se proyectaron en la adolescencia y madurez. Aún en la escuela, participó activamente en las funciones del Cine Club de la Universidad de Chile. En una de ellas y a propósito del estreno del documental Mimbre , de Sergio Bravo, con música de Violeta Parra, conoció muy de cerca a la por entonces principiante folclorista. La obra no dura más de nueve minutos y reproduce el trabajo en mimbre del artesano Alfredo Manzano, conocido como “Manzanito”. El personaje vivía en Quinta Normal y era conside- rado un virtuoso en el arte de tejer las varillas de dicho arbusto. A Eliana le llamó la atención la sincronía entre el movimiento de las manos del artesano –captadomuy de cerca por Bravo– y la música, lo cual hizo notar a Violeta. “Esa era la idea”, respondió la incipiente cantautora al admitir sin modestia cuan asertiva era su música. Siguió a actores y actrices que hicieron historia en el cine a partir de la década de los 30, así como a directores cuya vigencia es innega- ble. Admiró, entre otros, a los estadounidenses John Huston, Orson Welles, John Ford, Mar- tin Scorsese, Woody Allen, y a los europeos Ingmar Bergman, Luchino Visconti, Federico Fellini, Vittorio de Sica, Luis Buñuel, Pedro Al- modóvar, Andrei Tarkovski, Alfred Hitchcok. Cientos de libros alusivos al séptimo arte, mu- chos de ellos de carácter biográfico, quedaron en su biblioteca. Entre tantos personajes, uno de ellos, Marylin Monroe, concentró siempre la atención de Eliana, tanto por su origen como por su trágico final. En materia de películas, sus favoritas fueron La Calle, El ciudadano Kane y Cantando bajo Eliana e Irene. Ambas murieron el mismo día.
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