Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)

Para que nadie quede atrás 133 Apasionada Era apasionada en todo. En política, en tiempos de la Unidad Popular, abrazó el MAPU, aunque como era periodista antes que nada, escogió simpatizar más que militar en ese frente. También en el amor. Se casó una sola vez, con un joven santiaguino llamado An- tonio Varas, de quien bromeábamos por su nombre igual al de un parlamentario chileno del siglo XIX y de la calle que lo recuerda. No tuvieron hijos –Ire- ne nunca fue madre– y se separaron al poco tiempo. Pero Irene vivía enamorada… Recordamos algunos de sus romances, soñados o reales, con el músico Sergio Ortega, el periodista Eduardo Olivares (hoy en Francia), con Carlos Toro, que fue subdirector de Investigaciones (hoy PDI) y tiempo después, tras su muerte, con su hermano Juan Claudio. Algo de sus penas de amor escribió en su segundo libro Copa de Vinagre . El último fue De La Guerra (2015), una es- pecie de ensayo sobre la tortura. Fue asimismo coau- tora de Corresponsales bajo dictadura (Chile, 1973- 1990) , publicado el año 2018. Afortunadamente, experimentó la alegría de festejar con todos el regreso a la democracia en el país. Una de sus últimas tareas antes de retirarse en su aco- gedora casa de La Reina, fue como periodista de La Nación , en 1990, el año de su redemocratización. Irene, muñeca brava: tus amig@s, compañer@s y co- legas que quedamos aquí, te extrañaremos y mucho. Gran amiga de sus amigos. Irene (última fila al centro), en la celebración del 30° aniversario de matrimonio de María Matilde Armengol y el periodista Enrique Martini.

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