Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será

91 Algo bonito pasó en la universidad en 2018. Valientes estudiantes corrieron el cerrojo, abriendo las puertas y dejando entrar un aire fresco, como un ven- tarrón revolucionario que todo lo mueve, donde los feminismos se evocaron y se proclamaron sin miedo. Los feminismos en su diversidad, en sus contra- dicciones y en sus pasiones. La universidad fue interpelada. En 2018 se confronta y se cuestiona con voces, ojos y corazones de una generación nueva. Porque la universidad progresista al igual que la sociedad a la cual representa, ha adolecido desde sus orígenes de misoginias, de machismos, sexismos, racismos, homofobias, transfobias. Lo sabemos quiénes hemos estudiado, trabajado y enseñado en ella. No es una historia que nos han contado, es una historia que hemos vivi- do y que vivimos a diario: en el aula, en la asamblea, en el claustro, en el co- mentario de compañeros y colegas, en la forma en que se valora nuestra labor, en nuestros salarios, en los espacios de decisión y de gobierno universitario. Queremos una universidad para todos, pero en especial para todas las personas. Queremos una universidad que respete, que cuide y que promueva las transformaciones sociales transformándose en primer lugar a sí misma. Que cuestione y transforme sus prácticas docentes, académicas, laborales, institucionales. Queremos una universidad libre, también para nosotras. Una universi- dad donde todas las verdades se tocan… también las nuestras. Carolina Muñoz Rojas, académica, Instituto de Asuntos Públicos.

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