Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será

89 Derrocando la institucionalidad patriarcal Expresar que «no hay libertad política si no hay libertad sexual» significa, en términos de la lógica formal, afirmar que la libertad sexual es una condición necesaria de la libertad po- lítica [...] Los asuntos relativos a la libertad sexual que alude, a fin de cuentas, a las infinitas y múltiples formas cómo circula la energía erótica en nuestras sociedades no son asuntos secundarios dentro de la actividad política; son asuntos centrales, decisivos a la hora de indagar en las posibilidades de transformación social. Son cuestiones que quizá no recubren todo el plano de lo polí- tico, ¿o quizá sí lo hacen? Pero que, pese a todo, no pueden ser colocados, una vez más, como periféricos temas «privados» más que a costa de encubrir y reinstalar en la vida pública conjuntos de escisiones y separaciones completamente funcionales a rígidas normas de dominio y control que se fundan en prejuicios añejos. María Galindo - No hay libertad política si no hay libertad sexual Nacimos y crecimos dentro de cristalizaciones de la sociedad patriarcal, un mundo hecho para ellos, sujetos universales del proyecto moderno —hom- bres, blancos, ricos, cis—. Si bien el campo nunca fue parejo, pioneras desa- fiaron este mandato y abrieron camino para muchas; la primera mujer mé- dica, la primera abogada, ingeniera, diputada trans. Y así pequeñas victorias que demostraban que sí se podía jugar en la misma cancha, pero que implica un doble esfuerzo y no debería tratarse de eso. Aún falta mucho. No es solo romper muro tras muro, es cambiar la institución, el sistema mismo para crear un futuro y presente más justo para todes. Sin desmerecer el mérito y la importancia de las compañeras que lo han logrado, lo que se necesita es em-

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