Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será

77 La toma me dejó el compartir y hacer amigas, me consolidó la creencia de que trabajar desde la afectividad y emoción no son «habilidades blan- das» sino valores sociales y de enorme compromiso político. Las relaciones al interior de la toma permitieron la consagración de lazos sociales entre mu- jeres que pocas veces tienen el tiempo para hacerlo, la amistad surgió como fuerza poderosa, quizás de supervivencia para hacer el movimiento llevadero. Lo que viví esos días dan cuenta de una constelación de apoyo, cuidado y has- ta de critica amorosa. La toma fue al mismo tiempo, una red de contención y la posibilidad de instalar un nuevo PODER, una REVUELTA. La TOMA fue la transformación espacial y temporal de la facultad, que habilitó cuestionamientos y exigió medidas transgresoras a los formatos ofi- ciales de transmisión de conocimientos y de las relaciones sociales, las que espero implique desbaratar las alianzas entre conocer varonil /aislado/com- petitivo hacia la creación de un campo de saber colectivo, integrador, plural. La toma fue una gramática, una revuelta epistémica, una experiencia insu- rrecta, que escarbó a contra sentido de lo esperado y fue un germen de nuevos marcos interpretativos. La toma fue una toma de conciencia feminista, fue nacional, fue desde nosotras/es. Carolina FranchMaggiolo, académica, Facultad de Ciencias Sociales.

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