Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será
71 Toma 2018... Me es difícil comenzar a escribir esto, es difícil poner en pa- labras una experiencia tan hermosa y completa, sanadora y enriquecedora, muchas veces cansadora y dura, pero llena de apañe y sororidad. Recuerdo la toma con muchísimo cariño, de inicio a fin, desde esa pri- mera asamblea hasta el último día de aseo, entre cantos, risas, llantos y pizza. No siempre fue fácil; noches trabajando, asambleas eternas, discusiones in- ternas y externas, presiones, fríos, resfríos, catarsis, pero todo valió la pena... Fue como una utopía hecha realidad, vivir solo entre mujeres y disidencias, unides por una misma convicción: darle cara al patriarcado y sus encarna- ciones, ya sea en nuestros compañeritos y/o directiva funereke, como en la forma de relacionarnos y hacer política. Aún tengo presente ese 2 de mayo. Desde la SESEGEN (Secretaria de Sexualidad y Género) hicimos un llamado a asamblea de mujeres separatista de hombres CIS, a propósito de los diferentes casos de violencia machista, tanto en el mundo, como en el país, la universidad, campus y facultad, casos a los que no me referiré para no darle más tribuna. En la asamblea cada vez empezó a resonar más fuerte la palabra «toma», a pesar de que nunca fue el objetivo, hasta que en un momento ya era un hecho; nos tomaríamos la facultad. En una asamblea eterna de cerca de cinco horas llegamos a nuestros pri- meros acuerdos y disensos. Al día siguiente llamamos a una asamblea tries- tamental con bajas expectativas. Para mí sorpresa, el espacio se llenó, todas tenían algo que decir, desde las tías explotadas que se encargaban del aseo, hasta las académicas más reconocidas. Contando con sus apoyos nos creía- mos imparable y lo fuimos. Poco a poco cada quien fue descubriendo su rol y fuimos aprendiendo a conocernos y relacionarnos. Acarreando prácticas patriarcales cometimos varios errores, pero en el transcurso de los días fui- mos transformando y mejorando aquellas prácticas. Haciendo historia nos reinventamos, trabajando codo a codo triestamentalmente, bajo lógicas de encuentros donde, luego de algunos ensayos y errores, el respeto entre no- sotres y la horizontalidad llegaron a ser algo basal. El ambiente llegó a un punto tan grato que no salía de la facultad a menos que fuera estrictamente necesario, no quería perderme de nada, y así pasaron dos hermosos meses, vi- viendo entre personas maravillosas, en el invierno menos frío que he pasado, y no porque no hiciera frío —porque Facso es más helado que corazón de machito funado—, sino porque aquellas personas hacían un ambiente muy
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=