Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será

59 medio de todas y una compañera tomando el micrófono, tomamos el acuer- do a dar inicio a la revuelta feminista que más tarde tejería la agenda pública del país. Ardía la rabia compañeras, y a otros le ardía la acción de la denuncia, de poder perder poder, de sacar al sol los trapitos sucios. Esos primeros días se transformaron en meses y nos comunicamos con otras en otras regiones, y llamamos a nuestras madres para contarles entre llanto lo que vivíamos, abra- zamos a la amiga sin soltarla y si había que amarrarse a la reja de la entrada, lo hacíamos. No, no te suelto, compañera. Día 18 de junio, entregamos el petitorio que llevó meses de trabajo, cum- plimos la promesa, sacamos un producto, porque sí, lo que hicimos fue un trabajo, que cuestionó y tensionó, pero más que nada queríamos cristalizar los derechos y el cambio material para las vidas de nuestras compañeras, para la de una misma, para las que vienen y vendrán, entregarles armas con las cuales defenderse, éstas formadas de palabras en un documento que, sin to- das, sin nosotras, no significaría nada. En medio de la primera orquesta de mujeres del país y un gran lienzo que sintetizaban nuestros días reunidas en las tomas, decía: «contra el mercado sexista, educación feminista». Pusi- mos fin a lo que sería solo el comienzo de la cuestión, solo el inicio de saber posible una universidad pública, donde les estudiantes, nosotres abrimos las grandes aulas, sin miedo de sacudir las alfombras. Sabiendo que queda todo por hacer. En la actualidad el Congreso aprobó una ley para que no solo nosotras, sino en todas las casas de estudio universitario en Chile, inicien obligatoria y protocolarmente aquello que con pasión y rabia luchamos hace años las locas, las putas, las mal cogidas, como nos osaron llamar algunos. Sin ponerle fin, para siempre resuenan sus voces en mí: ¡Arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer! Javiera Paz Pérez Cortés, estudiante, Facultad de Ciencias Sociales