Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será

47 Nuestro mejor mayo: de desahogos colectivos a las luchas feministas Ese mayo del 2018 era estudiante de posgrado en Filo, profesora en FACSO 5 y en la UAH 6 . Participé de todas las reuniones que pude y, a pesar de las di- ferencias generacionales y disciplinarias, todas partían desde el mismo lugar: el desahogo. Todas esas reuniones fluyeron como si el nudo de la garganta se deshi- ciera explosivamente y la comprensión del círculo de mujeres a tu alrededor a través de su asentir te abrazara comprensión. De ahí salieron las proclamas, nuevas reuniones, rebeldía colectiva y muchas amigas. Contamos vivencias propias, supimos que también eran las de otras, descubrimos violencias nue- vas e incluso nos dimos cuenta de lo que no habíamos podido o querido ver. Luego vinieron más reuniones, asambleas y marchas, hablamos y cami- namos con confianza entre mujeres: aprendimos a levantar la voz. Primero no estaba la sombra del macho compañero o del macho profe- sor, tampoco el de la severa y juzgadora mujer; luego estaban, pero ya no nos importaba y comenzamos a exigir. Exigimos tolerancia, exigimos respeto, exigimos el derecho a ser. Exigimos saber de nosotras y de nosotres, exigimos que todos tenían que aprender sobre racismo y sexismo, exigimos leernos y acceder a espacios de decisión. Quedamos con gusto a poco y nos multiplicamos. Para la revuelta de oc- tubre fuimos millones, el 25 de noviembre, el 19 de diciembre, el 8 de marzo, cada vez éramos más y más. Decidimos botar al presidente, casi lo logramos. Pero con nuestra fuerza, unidas, conectadas, poderosas fuimos una fuerza importante para hacer caer la Constitución de Pinochet. Catalina Soto Rodríguez, estudiante, Facultad de Filosofía y Humanidades. 5 Facultad de Ciencias Sociales. 6 Universidad Alberto Hurtado.

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