Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será

37 Creo que lo que más rescato de las movilizaciones del 2018 (en mi sede no tuvimos toma sino paro) fue el probar cosas nuevas; la emoción de estar creando algo que jamás se había hecho de esta forma antes. Una nueva for- ma de comunicarnos, de tener asambleas —mucho más emocionales en un principio—, de escucharnos, de buscar y aprender, de pelear (formas que pu- dimos llevar a otro nivel totalmente nuevo y diferente en la toma feminista separatista de disidencias y mujeres que tuvimos el 2019). Lamentablemente en mi sede había muchxs cabros que en ese momento sentían necesario que no todos los espacios fueran separatistas [...] Lo más difícil para mí fue tener que compartir espacios, actividades, talleres y charlas con mi ex tóxico y abusador, que estaba tan empecinado con la deconstruc- ción y el feminismo xd- po. Finalmente, -para mi- en honor a la productividad, se terminó trun- cando estas nuevas dinámicas que se empezaron a forjar desde el principio, que eran mucho más personales, inclusivas [...] y se acabaron escuchando las mismas voces fuertes y las mismas mentes más acostumbradas para lo que es «discusión» «política» «representación», las personalidades más «fuer- tes» [...] y terminaron de a poco por desaparecer caras y voces. Yo mismx me vi por primera vez usando mi voz en público con seguridad y terminé siendo parte de las mesas de los petitorios de la U, pero no todes [...] —por eso insis- to, al año siguiente logramos construir como sede un espacio de convivencia y conversación mucho más familiar e íntimo—. Valoro estas primeras mo- vilizaciones como una instancia muy importante para comenzar una forma diferente de ver todo. Al menos para mí y mis amigues más cercanes fue una instancia de antes y después en lo que fuimos y en lo que somos ahora que ha seguido creciendo y cuestionándose... Anónimo, estudiante, Facultad de Artes.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=