Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será

31 «Nacer con vulva» La movilización empieza cuando te das cuenta de que te miran y ven de una forma que molesta. Cuando te das cuenta que tienes muy pocas opciones de decidir. Tengo solo una foto de mi vida niña, de 6 años. Es en blanco y negro, uso chapes y una jardinera que recuerdo muy bien, pues, mi madre nos hacía la ropa con lo que tenía, frecuentemente las telas sobrantes del tapiz de sillas y sillones pues vivíamos en las piezas del taller de carpintero de mi abuelo y de mi padre. Esa jardinera me encantaba, tiene un bolsillito pequeño en el lado derecho del pecho, se asoma un pequeño pañuelo blanco. Ese día es par- te de mi memoria feminista, rechacé con todas mis fuerzas que perforaran mis orejas para ponerme los aritos que me identificarían como niñita. Inclu- so me pusieron sobre una mesa y afirmaron mis pies y manos para hacerlo y pataleé, grité y me zafé y allí la foto. Seguramente querían retratarme para la posteridad como lo que debía ser, una niña. Una foto era un momento tan particular, tan escaso, quién lo pensaría hoy con su celular con cámara incor- porada en mano. Y los moños, en la foto están deshechos. Al ir a la escuela el peinado tirante me atormentaba. La cosa es que esa forma de vivir la vida asociada a las normas de un cuerpo son el deber ser de las mujeres en todas las culturas, para los hombres también, sin embargo, para nosotras es una cárcel y es una forma de ejercer el poder de toda la sociedad de manera cotidiana. Se aprende a dominar do- minando el cuerpo de las mujeres. Sabemos que, nacer con vulva, ordena el mundo de otra forma. Incluso vivir la sexualidad entre mujeres es aún un tema tabú, contra natura. Entonces, el Mayo Feminista fue un momento glorioso, un tsunami que movió anteriores olas y memorias que habían pavi- mentado los caminos. Unas tienen conciencia feminista políticamente orga- nizada, otras no, pero la experiencia compartida de la marca de niña en todo el cuerpo hace que se conecten todas al mismo tiempo cuando se detonan furias compartidas. Ha sido así en distintos momentos, claro que asincrónicos, diferidos, olvidados, negados, no conocidos de manera global. Pero en 2018 las comu- nicaciones en tiempo real y en red generaron un movimiento nunca antes co- nocido en el propio momento en que estaba sucediendo. Lo viví primero en la Facultad de Filosofía y Humanidades en 2017, con la decisión de denunciar

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