Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será
19 económicos, sino también, en la forma de aprender y generar conocimiento. De la mano de esto, la violencia de género en la educación cobra relevancia y visibilización y junto con ello, la necesidad de cambiar las maneras de rela- cionarnos socialmente. A la par de lo mencionado, y para seguir entendiendo cómo se llegó a mayo del 2018, debemos enfatizar en las diversas organizaciones en contra de la violencia de género levantadas desde la sociedad civil, como por ejemplo el Observatorio Contra el Acoso Callejero o la Red Chilena Contra la Vio- lencia hacia las Mujeres, con su campaña inaugurada el 2007 «El machismo mata», por solo nombrar algunas. Dichas organizaciones siguen activas has- ta el día de hoy, trabajando por la problematización, transformación y erradi- cación de las múltiples violencias existentes. Sumado a ello, surge la consigna «Ni una menos», un grito que comenzó a alzarse en el año 2015 a lo largo del territorio latinoamericano, instalando el mensaje fuerte y claro de que no permitiremos ni una muerta más. Dichas instancias fueron fructíferas en visibilizar el efecto del sistema patriarcal en nuestras vidas, problematizando acerca del continuo de violencias donde el feminicidio se esboza como el úl- timo instante. Otro elemento importante es la incorporación de nueves sujetes al fe- minismo, 2 a propósito de la incidencia de organizaciones de diversidad se- xual por el VIH-SIDA en contextos institucionales, el paso de la noción de «diversidad» a «disidencia sexual» en las universidades a partir de la teo- ría queer y el lesbofeminismo, lo que se suma a los feminismos antirracistas como los feminismos comunitarios y decoloniales de Bolivia y Guatemala (Follegati, 2018). En suma, se trata de discursos que se posicionan desde una mirada interseccional, reconociendo que nuestros cuerpos e historias están atravesados por distintas categorías sociales, como lo son, —entre otros—, la clase, la raza, el género, la sexualidad, la nacionalidad y la edad (Follegati, 2018). Con estos esbozos de lo que ha sido la historia, el discurso feminista se complejiza y deja de ser visto como algo intelectual, cuantificable e investiga- 2 Nota de la editora: El uso del pronombre «les» es una decisión política de las autoras y coordinadoras del proyecto y corresponde a uno de los principios de algunos movimientos feministas. Se respetó en el proceso de edición por ser un reconocimiento en el lenguaje de las identidades de disidencias sexua- les no binarias.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=