Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será

18 - Nos seguimos movilizando. La revolución será feminista o no será avance de posturas consideradas radicales, entre ellas las del pueblo mapuche, de las disidencias sexuales y críticas más generalizadas al sistema neoliberal. En ese sentido, el feminismo era entendido como una variable cuantificable, en que predominaban los estudios universitarios y la aplicación de políticas de carácter institucional como las de SERNAM y las ONG’s, alejándose de los movimientos sociales (Follegati, 2018). No obstante, como todo comienzo, los años 2000 llegaron con cam- bios políticos y sociales vestidos de novedades complejas que traían consigo nuevas formas de organización y manifestación para exigir un conjunto de derechos en que les estudiantes tuvieron, y tienen, un rol protagónico. Año 2006, la llamada «Revolución pingüina» buscaba reivindicar el derecho a la educación gracias a la privatización de ésta y a las millonarias deudas que en- jaulaban las finanzas individuales y familiares a veinte años. La llamada «mal educación de mercado» nos hacía recordar una de las tantas y profundas heridas del régimen militar. Pequeños logros, pero insuficientes moldeaban una movilización estudiantil que iba y venía. Año 2011, vuelve a fortalecerse el movimiento estudiantil con la renombrada consigna «Educación gratuita y de calidad» que —entre otras cosas—, re-instaló las tomas, paros y mar- chas como formas de movilización viables y necesarias para la transforma- ción (Follegati, 2018). Exigir la gratuidad y calidad era exigir que todas las personas tuvieran el derecho a aprender, pensar y formarse; y de paso destruir una de las piedras angulares del clasicismo chileno. Sin desestimar el poderío e importancia de los esfuerzos, años posterio- res sería señalado un punto ciego al movimiento estudiantil, el punto viole- ta que se iría esparciendo poco a poco hasta posicionarse como un pilar de las demandas. Estas brotan en un inicio desde lógicas político-partidistas, a propósito de la proliferación de las secretarías de sexualidades y género (SE- SEGEN), la creación de la coordinadora feminista universitaria (COFEU) y con ello los espacios de disputa y reflexión feminista fuera de los parámetros de la izquierda tradicional, pero en diálogo con ella (Follegati, 2018). De to- das formas, si antes la consigna se remitía a exigir «gratuidad» y «calidad» en el sistema educacional, en la nueva oleada morada la «calidad» quedaría como una palabra incuestionada e irresuelta de un sistema educativo mercan- tilizado que ya no daba abasto (Richard, 2018). El Mayo Feminista le daría nuevos significados a esta palabra, abogando por una educación no sexista, lo que llevaría no solamente el replanteamiento de la educación en términos

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