Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será

133 garon a su fin, por el contrario, vemos alarmadas el ascenso de una extrema ultraderecha tanto local como mundial que ha dirigido un discurso de odio y persecución a todes quienes disputan la hegemonía del hombre privilegiado, blanco, cis, heterosexual y nacionalista. En un escenario donde se debe hacer frente al avance del fascismo, abo- gamos por la urgencia de una educación sexual integral en las aulas, para crecer en una sociedad que desde pequeñes nos abra la mente respecto a la normatividad de cuerpos, géneros, cuestionando el rol impuesto sobre hom- bres y mujeres, en miras a crear una salida conjunta al malestar patriarcal que nos afecta a todes y demarca las trayectorias al interior de los espacios en que nos desenvolvemos. Junto con lo anterior, distinguimos la importancia de solidarizar con todes quienes se organizan y levantan desde sus diferentes experiencias, au- nando las luchas para la expresión de un feminismo que sea transversal, que reconozca los vínculos entre género, clase, raza y etnia —por solo nombrar algunas—. Esto último con la intención de complejizar nuestras miradas so- bre las diferentes manifestaciones de diversas opresiones, entrelazadas entre sí, como también para poder articular formas de resistencia coherentes con nuestros contextos y nuestros territorios. Con ello, nos referimos al apoyo y reconocimiento de la tremenda varie- dad de feminismos que se conectan con las luchas antirracistas, decolonia- les, afrodescendientes, queer, ecológicas, capacitistas, etarias, antiespecistas, anticarcelarias, clasistas y disidentes —nuevamente, entre la inmensidad de demandas que constituyen y se defienden al interior del movimiento—, que, si bien no fueron profundizadas en este texto, nos parecen relevantes de vi- sibilizar. El último capítulo de relatos se denomina «¡Somos poderosas!», pues visualizamos la injerencia y potencia del movimiento feminista: la unión hace la fuerza y somos capaces de construir puentes, crear un mundo don- de exista la variedad de feminismos. Con la vitalidad intacta y valorando a quienes lucharon y luchan aún, despedimos este libro, como una muestra de memoria, avance y solidaridad a quienes se movilizan en este camino. De- bemos tener paciencia, ir de forma lenta pero segura, el deseo de un nuevo orden sociocultural vendrá del trabajo de la conciencia, de forma indispen- sable abrazamos una reforma de los afectos y sensibilidades (Segato, 2003), apuntando a una ética feminista para toda la sociedad.

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