Nos seguimos movilizando: la revolución será feminista o no será

119 espacios feministas, comenzaron a extenderse y permear espacios de política estudiantil de manera masiva. Y así mismo, aunque con cautela, se trasladó incluso hacia la política nacional, cuestión que es valorada como uno de los aportes y aprendizajes más centrales del movimiento feminista del 2018. Mi- rando con un poco de distancia histórica, el mayo se concibe como un hito que es indispensable de considerar para comprender los procesos políticos actuales. Al respecto, Alejandra comenta lo siguiente: Yo no concibo un estallido social sin un Mayo Feminista, por ejem- plo. Porque creo que fue a través del Mayo Feminista que hubo un aumento considerable de organización política autónoma, también de militancias feministas en los temas de partidos, que hoy decantan en paridad, que hoy han decantado en un montón de figuras políticas feminizadas y disidentes ocupando alcaldías, gobernaciones. No con- cibo nada de eso sin la movilización del Mayo Feminista. Creemos que esta idea debe tensionarse y complementarse con otros su- cesos, como la masividad de la marcha del 8 de marzo del 2019, la incorpora- ción de protocolos frente al acoso sexual en diversas organizaciones, sumado a todo el trabajo territorial realizado fuera de las universidades, siendo to- dos estos elementos que nos interesa entenderlos no como hitos o aconteci- mientos, sino como parte de un proceso. En esa misma dirección, Valentina menciona la necesidad de construir una militancia feminista más allá de los círculos universitarios: Tenemos que aplicar también una militancia del feminismo, por así decirlo (...) Como una forma de análisis. Y que no se quede en el aná- lisis tampoco, sino que exista un trabajo sistemático que pueda llegar a más sectores fuera del universitario. Que si bien, yo entiendo que nos impactó, cierto, siento que todavía no hemos impactado suficien- te, nosotras, a la esfera de mujeres a las que nos gustaría llegar: a nues- tras casas (...) A mí me pasaba mucho entrando a la U, como que hay un mundo un poco diferente y uno se siente un poco más acogido, pero claro, uno sale de la U y nada po’, te golpea la realidad con una cachetada y todo vuelve a ser igual que antes.

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