Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas
66 • SALUD MENTAL UNIVERSITARIA “privilegiada”. Desde aquí, pensamos que es importante adoptar precauciones res- pecto de lecturas universalizantes sobre lameritocracia, y a atender al entramado de expectativas, afectos y promesas implicadas en el proceso de transición enseñanza media-Universidad. A partir de los relatos de los/as/es estudiantes, llegar a la Universidad es vivido como un proceso que empuja a ocupar un espacio, en algunos casos hacerse de un espacio 8 , compuesto por un campo de relaciones y expectativas entrelazadas en múltiples temporalidades. Cada estudiante, según sus propias trayectorias vitales, ingresa a la Universidad con representaciones previas de lo que significa la vida universitaria, habilitadas en algunos casos a partir de experiencias transmitidas por familiares, otros/as/es cercanos/as/es o por sus respectivos colegios, mientras que en otros/as/es la herencia de ese tipo de experiencias no está disponible o no es un asunto organizado en base a imágenes cercanas y conocidas, aún cuando por alguna parte permeen discursos sociales que incitan el deseo de acceder a la Universidad. Cabe precisar que, cuando hablamos de herencia, nos referimos al sentido dado por Ahmed (2020) para quien no sólo trata de lo recibido , que podríamos pensar se corresponde con la lógica de la insuficiencia de capital cultural, sino que también de cómo se es recibido/a/e en el espacio universitario. Como señala Gallardo et al. (2019), el resultado del proceso de transición depen- derá tanto del estudiante como de la cultura académica en la cual ingresa, entendida como los modos de hacer y pensar de cada Universidad de acuerdo a sus especifi- cidades por escuelas, carreras o facultades. Éstas definirán y privilegiarán ciertos atributos, perfiles y “marcadores de estatus” a través de los cuales trazarán las marcas de lo esperado de los/as/es estudiantes, lo que construirá polos de localización entre “lo normal y lo diferente” en los contextos académicos (p. 265). Ahora bien, como hemos señalado las marcas de lo esperado y su confrontación con las exigencias universitarias no sólo conciernen a la dimensión académica, sino que también a su entramado relacional que en algunos casos habilitamodos desafiantes a las exigencias de autogerenciamiento. Las trayectorias de transición desde la enseñanzamedia a la Universidad denotan cómo los/as/es estudiantes son demandados a conocer y responder a las demandas desplegadas del sistema normativo, valores y modos relacionales particulares de espacios configurados histórica y culturalmente y que dan vida a la cotidianeidad universitaria. Como dijimos anteriormente, las formas de encajar con los ritmos y las demandas de Universidad varían, por cuanto se organizan enmúltiples niveles de exigencias relativas a diversas capas o planos de la experiencia, particulares según 8 Ámbito elaborado con mayor profundidad en el texto “Notas sobre el espa- cio universitario”, en este mismo volumen.
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