Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas
64 • SALUD MENTAL UNIVERSITARIA verso en experiencias y tonalidades afectivas. Para ellos/as/es, el espacio universitario se con- figura no sólo como una situación de exigencia académica o de malestar sin opacidades, sino que también como un espacio-tiempo com- puesto de animaciones afectivas de diversos matices, que habilitan modos de hacerse un lugar, y desafían aspectos normativos tanto de la institución como de dimensiones socio-cul- turales más amplias. De los/as/es estudiantes entrevistados/as/es, si bien algunos manifesta- ron no presentar problemas en el proceso de transición respecto de las exigencias académi- cas, sí expresan dificultades respecto a otras dimensiones referidas a la vida universitaria, tales como responder a una cultura que re- produce competitividad e individualismo, así como a las demandas de encajar con el “estu- diante tipo” que se espera de una institución de elite, con prestigio y excelencia. En algunos casos, las tonalidades afectivas descritas por estudiantes de NSE bajo omedio-bajo, lejos de expresar un desajuste inmóvil provocado por una carencia de códigos y saberes académi- cos, indican un desencajar con las exigencias socio-culturales universitarias, que contiene al mismo tiempo la potencia de persistir y des- plegar modos de hacer diversos. Como pudimos apreciar, la experiencia de desencajar, aún cuando se entrama a tonalida- des afectivas ansiosas, angustiosas y/o tristes, concierne al mismo tiempo a subjetivaciones que componen colectivamente un espacio catalizador de procesos de diferenciación y desobediencia. Resalta, por ejemplo, la críti- ca y resistencia de Catalina a la identidad de “estudiante de una Universidad de elite”, posi- cionada desde dimensiones vitales totalmente opuestas, como ella dice: “mujer, pobladora de la periferia, disidencia sexual y pobre”; o cómo Jessie, al “conocerse en otres”, potencia el desafío de imperativos heteronormados y binarios, lo que le permite sostener espacios de “sobrevivencia” a los afectos tristes movili- zados en su trayectoria universitaria. En efec- to, desde las voces de los/as/es estudiantes, la Universidad como espacio social conformado por valores, normas y exigencias enlazadas a afectos, al estar conformada al mismo tiempo por una red de relaciones, constituye al mismo tiempo un momento de problematización y transformación subjetiva. Como señala Gallardo et al. (2019), el pro- ceso de transición enseñanza secundaria-Uni- versidad, nunca se desarrolla de manera so- litaria, sino en interdependencia con otros. Como pudimos apreciar en los relatos, en la experiencia de la transición a la Universidad son fundamentales las relaciones establecidas entre pares, donde una experiencia de mayor libertad, en cuanto a aspectos identitarios y sexuales, es expresada como un encajar/desen- cajar no respecto de una institución, sino que fundamentalmente en un espacio conformado con otres/as/os, potencialmente habilitador de condiciones de reconocimiento y diferen- cias, a partir de la circulación de discursos y prácticas sustentadas en una diversidad de subjetividades. En consecuencia, consideramos que re- flexionar en torno al proceso de transición requiere atender la multiplicidad de relacio- nes de (des)sujeción que trazan la experiencia que, en el caso de las personas entrevistadas, destacan las articulaciones entre relaciones de clase social y de género, pero que creemos
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