Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas

SALUD MENTAL UNIVERSITARIA • 309 los profesores y profesoras. La cantidad de per- sonas que llega a nosotros a pedirnos un favor, que comprendamos una situación que requiere de cierta sensibilidad, que nos dispongamos a ella, es impresionante. Yo a veces pienso pero ¡cómo no! si nos lo están pidiendo, es lo mejor que podría ocurrir. Llega una solicitud casi de una excepcionalidad grande, con la idea de que “me van a decir que no” y ¿por qué? Porque está escrito en alguna parte que no se puede. Leonor Armanet : Bueno, totalmente de acuerdo con la necesidad y el valor de las mentorías aca- démicas. Yo creo que estamos en un momento en que las necesitamos de verdad porque hacen la diferencia. Pueden implicar un cambio en la vida de una persona. Cómo las personas que se cruzan en la vida de los/as estudiantes, lláme- se como se llame, pueden muchas veces hacer la diferencia y evitar situaciones que impactan en la salud mental de alguien, que acompaña- do puede tomar buenas decisiones. Hay veces en que los/as estudiantes no saben cómo tomar decisiones, o a quién preguntarle o cuál es su mejor conveniencia. Frecuentemente cuando toman malas decisiones, nos encontramos con estos casos de estudiantes que están en condi- ción de eliminación. Decisiones que a lo mejor no deberían haber tomado, vemos también que muchas veces las escuelas o los/as académicos no participan de eso. Yo quería tocar tres temas. Uno es cómo las expectativas del proyecto de vida del/de la estu- diante que ingresa a la Universidad chocan con la realidad del día a día y con su proceso forma- tivo. A eso quiero agregar las expectativas de las familias. Sobre todo en aquellos que son primera generación universitaria, primera generación en su familia, en su cuadra, en su barrio. Y resulta que muchas veces no les va bien en su primer año, o tienen dificultades y se les genera una ten - sión tremenda de “cómo se lo digo a mi gente”, o a estas personas que “esperan de mí que sea médico, ingeniera, o lo que sea, y que no estoy pudiendo hacerlo”. Ahí hay un tema que es bien delicado y creo que tenemos que pensar muy bien cómo se trabaja y cómo interviene porque es él/la estudiante y sus circunstancias. Lo segundo que quería tocar, se asocia a algo queme impactómucho. Es el relato de una estu- diante que era deportista y que en la Universidad no podía practicar el deporte que la hacía feliz. En su educaciónmedia era dirigente y seleccionada. Resulta que la Universidad lametió en un tubo y sólo tenía tiempo para estudiar, no tenía tiempo para nada más, a esto se sumó que su deporte no estaba entre los que ofrecía la Universidad. Entonces hizo crisis esta falta de ese algo que la hacía feliz. ¿Cómo mantenemos nosotros en la Universidad ese vínculo, llámese al deporte, a un instrumento, al arte o lo que sea que hace feliz a nuestros estudiantes y que complementa este camino de formación universitaria? Noso- tros los/as sacamos de esas instancias, muchas veces protectoras y los ponemos en unos tubos, me gusta la imagen de tubo porque allá al final hay algo que se ve, pero no les permitimos mi- rar a ninguna otra parte. Creo que también ahí hay un desafío enorme. Cómo conciliamos ese mundo que traen y que de alguna manera les ha ayudado a construir su misma personalidad y su trayectoria de vida, y que de repente no lo tienenmás, o sólo con un esfuerzo tremendo y a las horas más raras. Lo tercero, ¿cómo la comunidad se involucra y forma parte de esta comprensión y de unaUniver-

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