Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas

SALUD MENTAL UNIVERSITARIA • 275 El diálogo entre las partes, permitirá también el desarrollo de procesos y canales eficientes para la derivación, junto con posibilitar la elaboración de diagnósticos participativos que establezcan nociones comunes y distribuyan adecuadamente las tareas entre la comunidad. CONCLUSIONES Lo revisado es una sistematización de una experiencia de trabajo: constituye un acercamiento descriptivo a algunos aspectos relacionados al desarrollo de un proceso comunitario de salud mental en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Varios de los puntos abordados pueden aludir a realidades que se viven en otras facultades y Universidades, ya que es posible que éstos sean una respuesta a un fenómeno mayor, de orden global. Ahora bien, en nuestro contexto el análisis de la experiencia específica da pie a las siguientes reflexiones y conclusiones: Como primer elemento y principio básico para el desarrollo de la salud mental comunitaria, es preciso señalar la necesidad de crear plataformas y soportes institucio- nales que favorezcan la colaboración y la participación del estudiantado en calidad de agente. En este camino, la institución debe apuntar al diseño de políticas y adecuaciones formales de distinta índole, que inviten a los/as estudiantes a participar de aquellos procesos que atañen a temas comunes, y permitirles ser parte de los acuerdos y res- ponsabilidades que se asuman. La disposición de soportes institucionales en esta materia, es también una medida inclusiva que favorece la comunicación, al tiempo que genera aprendizajes significativos para la formación integral y el diseño de en- tornos más democráticos. Un segundo aspecto se relaciona con la necesidad de r evisar la experiencia académica propiamente tal, pues sabemos que se trata de un factor que influye considerablemen- te en el bienestar de los/as estudiantes. Al respecto, la arquitectura institucional que sostiene lo académico (las clases, las carreras, las prácticas al interior del aula, losmé- todos de enseñanza, los instrumentos de evaluación, la estructura de los programas, etc.) muchas veces no dispone de criterios y consideraciones que resguarden la salud mental estudiantil. En el análisis detallado, se puede evidenciar que la vida académica es considerada como “demandante” y que ellomarcha en desmedro de otras aristas de la vida universitaria, tales como participar de una organización, socializar con compa- ñeros/as, hacer deporte, convivir saludablemente, etc. (Allende y Jara, 2018). En consideración de esto, la institución debe velar por resguardar el carácter co- munitario en su estructura organizacional (en varias de sus dimensiones), y favorecer el diálogo y la colaboración de todas las instancias involucradas en la salud mental.

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