Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas

SALUD MENTAL UNIVERSITARIA • 271 taurativos con personas afectadas (y también con las colectividades asociadas al conflicto), con el propósito de crear acuerdos y criterios comunes que instalen nuevas concepciones y prácticas que mejoren las relaciones. Si revisamos ahora el trabajo con organiza- ciones estudiantiles para la definición demar- cos de convivencia y uso responsable de espa- cios, podemos destacar proyectos, acciones y procesos comunitarios, que han sido orienta- dos directamente a fomentar la participación y el favorecimiento de la vida estudiantil. Entre estas acciones están la creación participativa del protocolo para uso de espacios del campus (desarrollado el año 2017 y trabajado en con- junto entre las DAEs y Los Centros de Estudian- tes de todas las Unidades Académicas de Juan Gómez Millas) (DAE, 2017), cuyo propósito fue la generación de criterios comunes que permi- tieran una convivencia más saludable con el territorio, entre el estudiantado y con los de- más estamentos. El trabajo implicó un proceso largo, donde fue necesario forjar confianzas, lazos de colaboración y distribución de tareas, roles y responsabilidades. Con lamisma impronta desde el año 2016 se comenzaron a realizar diversas instancias para el encuentro y la convivencia. La más impor- tante de ellas es la Fiesta de la Primavera , que tiene por objetivo reunir a los miembros de la comunidad y visibilizar la diversidad cultural de la Facultad de Cs. Sociales. Esta actividad se organiza de manera colaborativa entre los tres estamentos, y ha permitido la creación de relaciones y lazos de confianza, además de la apertura de espacios recreativos y de auto- formación, que contribuyen al mejoramiento de la calidad de vida universitaria y la salud mental de las personas (Allende, 2019). En términos generales, se puede sostener que el abordaje de las diferentes problemáticas que atañen a la convivencia y a la saludmental en específico, en colaboración con las organi- zaciones y con actores estudiantiles diversos, ha sido clave para la creación de propuestas que tengan sentido. La incorporación del es- tudiantado en calidad de agente, tanto a nivel de la opinión, de las decisiones, como de la gestión, constituye un aspecto central en el diseño de trabajos que se ajusten con mayor precisión a las necesidades de salud mental y convivencia que posee el estamento. Por último, vale la pena señalar que el abor- daje de la salud mental estudiantil, por medio de la consideración de la variable de la convi- vencia, no solo tiene que ver con marcos de respeto para las interacciones cotidianas de sus miembros, sino que además está directa- mente relacionada con el acto de participar. 5 Al respecto, el trabajo en la DAE ha permitido constatar que la participación es fundamental, toda vez que formar parte de algún proceso comunitario u orgánica estudiantil logra ser también una instancia que promueve la socia- lización, el encuentro y la formación de redes. En relación a esto, algunos estudiantes aluden a que las organizaciones estudiantiles son re- des que les sostienen y que la participación en ellas es favorable para su permanencia en la Universidad. Hay quienes incluso, definen a 5 La participación aquí se entiende como el hecho de formar parte de los proce- sos desarrollados en conjunto y que se encuentran orientados al abordaje de la salud mental, pero también al acto de ser parte de alguna orgánica estudian- til.

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