Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas
270 • SALUD MENTAL UNIVERSITARIA La comprensión e instalación de este prin- cipio dará fuelle a la lógica de la colaboración como elemento epistemológico ymetodológi- co, que hace posible la distribución de funcio- nes, roles y compromisos para el trabajo. A su vez, este principio sólo puede tomar forma si asumimos el desafío de romper con los vicios del clientelismo, tan propio de la “cultura” es- tudiantil de estos días, para ir acercándonos a la idea de que la responsabilidad debe tomar un carácter comunitario (Allende, 2019). En consideración de lo dicho, revisaremos dos aristas de trabajo desarrolladas por la DAE en materia de salud mental comunitaria, es- tas son: la reflexión y creación conjunta de nuevos métodos para abordar problemas de convivencia, y la instalación de capacidades comunitarias y diseño de dispositivos para la tramitación colectiva de malestares. Reflexión y creación conjunta de nuevos métodos para abordar problemas de convivencia Al respecto, se podría decir que esta arista in- terpela al estudiantado en el marco de la inte- racción con el territorio y los demás miembros de la comunidad, toda vez que los actos indi- viduales sean comprendidos en una relación causal con el modelamiento de las lógicas y las dinámicas colectivas de la vida estudiantil (Habermas, 1987). En este sentido, la conciencia de un “noso- tros” que refiere a un cuerpo común, dota a las acciones individuales de una responsabilidad que se coloca en juego en el plano de la convi- vencia con los demás. Se podría decir que esta noción instaura la idea de que los/as estudian- tes, en calidad de sujetos/as activos/as, pueden ser también factores que contribuyen a la salud mental de la comunidad a la que pertenecen. En relación con este tópico, se han levan- tado procesos y acciones de colaboración que han estado orientadas al reconocimiento de nudos problemáticos, que han motivado a la comunidad a diversificar los abordajes de la salud mental. Vale la pena señalar el trabajo que plantea el Plan piloto de Intervención Comu- nitaria en Salud Mental de la DAE (DAE, 2019), cuyo esfuerzo es la complementación de las estrategias individuales con las instancias de orden institucional, con el propósito de ge- nerar espacios de participación comunitaria basado en elementos preventivos y promocio- nales en salud. En esa misma dirección es indispensable proponer nuevas formas de comprensión de la convivencia, e incorporar variantes en el modo en que la comunidad aborda los conflic- tos e innova en el diseño de mejores marcos de convivencia y uso responsable de espacios. En lo que respecta a resolución de conflic- tos, podemos destacar el diseño y aplicación de dispositivos comunitarios de Justicia Res- taurativa, cuyo objetivo es promover el diálogo y la flexibilidad entre las partes involucradas (personas o grupos), y colocar el acento en la reparación del vínculo y no en el castigo (Hur- tado y Galeas, 2020). De manera específica, se pueden nombrar algunas instancias que se han llevado adelante en materia de violencia de género, particularmente en lo relacionado al fenómeno de las “funas”, las cuales general- mente suelen tener fuertes implicancias nega- tivas en la salud mental del estudiantado y la convivencia en general. En este ámbito, se han implementado mediaciones y procesos res-
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