Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas

SALUD MENTAL UNIVERSITARIA • 265 mental equilibrada en el marco de los estudios termina siendo todo un desafío, y el fracaso en ello podría llegar a ser leído desde la responsabilidad individual, y hacer sentir a los/as estudiantes “incapaces”, sin colocar la mirada sobre el contexto y en desconocimiento de las complejidades que instala la vida académica. Complementario a lo señalado es que a partir del trabajo realizado en la DAE en el dispositivo individual de la consejería, en el trabajo con grupos y organizaciones estudiantiles y en el intercambio de observaciones y reflexiones con los Departamentos y las demás unidades de apoyo de la Universidad, se ha podido constatar que, en lo que remite estrictamente al plano universitario, los principales factores que influyen en el deterioro de la salud mental son la alta carga curricular, las dificultades para la socialización (inclusión) y los problemas de convivencia (discriminación y/o violencia de género). El Diagnóstico de participa ción, vida política y organizaciones estudiantiles desarrollado por la DAE (Allende y Jara, 2018) arrojó algunos resultados que ahondan en la yamencionada carga académica, la relación estricta entre algunos/as profesores y el estudiantado y la obsolescencia de los métodos de evaluación y de enseñanza. Ahora bien, la creciente preocupación por parte de la institucionalidad, sumada a las demandas estudiantiles, han puesto en evidencia la necesidad de innovar y abrirse a otras posibilidades. En este sentido, vale la pena señalar que el modelo de abordaje de la saludmental estudiantil, basado en la atención psicológica individual y centra- do en el síntoma y en lo patológico, no constituye por sí solo una alternativa eficaz para solucionar el problema. Dicho de otra forma, no existe una cantidad de horas para atención psicológica que sea suficiente para cubrir el alto número de casos que existen entre el estudiantado. Así también, la mirada clínica no considera aspectos de índole preventivo y/o promocional asociados a la convivencia, las relaciones inter- personales o la territorialidad, los cuales constituyen variables que deben atenderse para favorecer la permanencia saludable. Como una posibilidad de respuesta a lo descrito surge la alternativa y la noción de comunidad . En esta línea, las unidades de apoyo han comenzado a gestar la idea de que lo comunitario es una opción para atender el problema y que, por lo tanto, se deben comenzar a levantar acciones y procesos en esa dirección. Pero ¿cómo desarrollar esta arista? ¿Qué condiciones son necesarias para el trabajo comunitario? ¿Qué es la comunidad? ¿Qué características tienen los/las actores/as de la comunidad? ¿Qué acciones pueden llevarse adelante? Éstas son preguntas que intentarán ser aborda- das en este escrito y tomarán como referencia la experiencia de trabajo de la DAE en materia de salud mental comunitaria.

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