Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas
SALUD MENTAL UNIVERSITARIA • 25 internamente a obtener logros académicos como retribución al apoyo (en algunos casos sacrificio) económico y emocional de la familia durante sus trayectorias uni- versitarias. Asimismo, distintos autores han señalado otro tipo de estresores que se sumarían, tales como el abandono del núcleo familiar, sostener paralelamente un trabajo, la crianza o el cuidado de terceros y desde luego la inestabilidad económica (Micin et al., 2011) que por cierto muchas veces se ve recrudecida por el pago de los créditos universitarios. Desde otro campo disciplinar, Manuel Canales (2020) profundiza la lectura sobre lo juvenil y propone que debe pensarse siempre en contexto, “siempre en una historia de una sociedad y su estructura” donde los jóvenes aparecen portando y recibiendo las contradicciones y distorsiones de la sociedad, es decir, de esa estructura y en esa historicidad. De hecho, el sociólogo señala que lo juvenil se revela como un gran analizador dado que lleva consigo los primeros indicios de lo que la sociedad está viviendo como zona desconocida, “donde la sociedad está ocurriendo como aconte- cimiento” (p. 224). Ahora bien, uno de los campos en el que surge el fenómeno de la saludmental de estudiantes universitarios es el sistema de educación superior de Chile. Es sabido que en el último decenio éste ha presentado una significativa ampliación de la matrícu- la, y ha alcanzado un contundente crecimiento del 85% del número de estudiantes entre 2005 y 2019 (Florenzano, 2018; Bernasconi y Rojas, 2004; CNED, 2018; Jáuregui yWilliams, 2020). Ajustes que se han caracterizado por el ingreso de estudiantes con perfiles sociodemograficos mas variables, toda vez que se incluyeron aquellos perfiles tendientes amayor vulnerabilidad psicosocial y económica (MINEDUC, 2018). Todo lo anterior bajo el entendido de que el sistema de educación superior aún es considerado como uno de los principales canales demovilidad social (OCDE, 2017), que funciona al modo de unmarcador de estatus social a través de las credenciales educativas que generan expectativas de movilidad/ascenso social a costa del endeudamiento de las familias (Ruiz y Boccardo, 2014; PNUD, 2017). Asuntomás crítico aún si se considera que existen aproximaciones que señalan que “la educación terciaria ha perdido po- tencia como mecanismo efectivo para la movilidad social” (Miranda, 2016, p. 353). En esa misma línea, existirían expectativas comunes entre estudiantes univer- sitarios, quienes esperan que a través de su acceso a la educación superior sea más viable alcanzar mejores posibilidades y estabilidad en lo laboral y una consecuente mejor situación económica para el futuro, “variables que ellos mismos observan relacionadas con su nivel de felicidad y éxito personal” (INJUV, citado en Barrera y Vinet, 2017, p. 48). Sin embargo, según Gallardo (2019) no parecería tratarse única- mente de eso sino también de que lamasificación en el sistema instaló la posibilidad del acceso a la educación superior al modo de un mandato, una exigencia a los/as
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