Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas
SALUD MENTAL UNIVERSITARIA • 189 mayor disonancia tiene lugar cuando los afectos se interponen a la funcionalidad requerida para rendir en el plano académico. No parece ser casual si consideramos la organización vigente del sistema productivo propio de la sociedad neoliberal en la que los sujetos son artífices de lógicas de auto-explotación en el marco de una socie- dad de rendimiento (Han, 2012). Resulta difícil que los/as/es universitarios/as/es, en tanto sujetos contemporáneos, no se encuentren interpelados por estas dinámicas. No obstante, no hay que perder de vista que ellos/as/es no son el resultado a secas de esta trágica predisposición, sino que continuamente están construyendo destinos, de acción y palabra, que subvierten lo cotidiano (Aceituno, 2001). El caso de Jessie es bastante paradigmático al respecto. Al explorar el registro del ideal, encontramos el antecedente de personas relevantes de su historia altamente competitivas y cuyas trayectorias destacables cambiaron el rumbo económico de su familia. No habrá que extrañarse entonces de que el terreno de lo académico/formati- vo haya resultado subjetivamente privilegiado para la búsqueda del reconocimiento: Soy una personamuy estudiosa en general […] Mm, yo siento que lo veo como algo que necesito hacer. Es como una necesidad , porque siento que si no lo hago es como que no voy a poder como hacer las cosas que quiero. (Jessie). Después de un sostenido tiempo de trabajo en terapia y en otros espacios de auto- cuidado, varios planos de la vida de este estudiantemejoraron significativamente, con excepción de uno que insistía hasta el momento de las entrevistas: la Universidad y su exigencia. Sin embargo, en la expresión “las cosas que quiero”, se condensa y emerge otro sentido que apunta a la veta vivificante del campo universitario para Jessie. Desde una posición identitaria anti-hegemónica que alguna vez le significó el menoscabo en su vida universitaria, perfiló un deseo de interpelar la lógica binaria de uno de los campos académicos más conservadores de la época, deseo que además atiende y se hace parte del avance político-cultural en materia de derechos sociales de un grupo humano históricamente invisibilizado. Este giro refleja el señalamiento de Honneth (1997a) respecto al modo en que las reacciones de sentimientos negativos que psíqui- camente acompañan la experiencia demenosprecio pueden presentar la base afectiva en la que se enraíza y brota el empuje por la lucha por el reconocimiento (p. 198). b) El cuerpo y el dolor A partir de las trayectorias revisadas, es posible afirmar que los ecos de la vida uni- versitaria en la salud mental indefectiblemente involucran al cuerpo. Varios relatos figuran el modo en el que las experiencias en torno al cuerpo conducirían a las per- sonas a transgredir sus propios límites. Desde nuestra perspectiva, esta arista del
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