Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas

184 • SALUD MENTAL UNIVERSITARIA Como consecuencia de ello, este estudiante relató haber vivido un periodo de pro- funda sensación de soledad: “me sentía sole en la u, me sentía incapaz de hacer amigues”. Fue recién al cursar su 2do semestre académico, que buscó ayuda profesional en los canales intrauniversitarios. Consideremos otro caso: Victor localizó la emergencia de su sufrimiento psíquico alrededor de sus 19 años, un tiempo después de haber iniciado su carrera. La Uni- versidad, en su relato, estaba ubicada como un lugar protector donde decía sentirse “feliz”, además de tener una red de amigos. Sin embargo, al alejarse de ese contexto lo invadían agudas ganas de llorar, la sensación de una profunda soledad, el odio a sí mismo y la sensación de ser impostor: “en ese periodo me odiaba mucho a mí mismo y no sé por qué. […] y ya a un punto en el que me empezaba a dar miedo”. Victor condensó todo lo anterior bajo la figura de las “inseguridades”, inhibiciones que terminaron eclipsando la posibilidad de relacionarse con nuevas personas en la vida universi- taria. Será bajo estas condiciones que el consumo problemático de alcohol emerge y se ubica como una práctica cotidiana que agravó su situación. Fue en este estado subjetivo que Víctor decidió buscar ayuda psicológica al interior de la Universidad. Los esbozos del surgimiento de los malestares psíquicos de estos estudiantes permiten retomar algunas de las dimensiones de las prácticas sociales en las que el reconocimiento tiene lugar, por un lado, en las relaciones primarias; por otra, en la esfera comunitaria e intersubjetiva. Para Mónica se trató más bien de un descono- cimiento por parte del Otro, una negación del límite que ella —con culpa— intentó poner frente a la función impuesta de ejercer un rol de cuidado, lo que generó pro- fundas ambivalencias en sus relaciones filiales. Al parecer, esa sería la coyuntura biográfica, signada por la sordera familiar, que gatilla un proceso de subjetivación que posteriormente dará lugar a la emergencia de lo sintomático, bajo la forma de estrés y de un diagnóstico crónico de salud varias veces vinculado a lo psicosomático. Para Jessie, el reconocimiento fracasó de manera un tanto más radical en la me- dida en que experimentó violencias de diverso orden, las que generaron un efecto de destitución subjetiva sin mucho margen de elaboración. Probablemente a ello se deba la articulación de un quehacer frente a esa angustia —correlativa del momento de suspensión del sujeto— por la vía del acting-out que en su caso sucedió en la for- ma de un episodio de intoxicación por alcohol cuando era adolescente. Lacan pone el acento en el estatuto demostrativo de todo acting-out , al modo de un movimiento radical que, en esencia, interpela y entrega unmensaje cifrado al Otro (Lacan, 2007). En el caso de Victor, las tensiones tomaronmás bien la esfera de los semejantes y pusieron a prueba el reconocimiento en el plano comunitario e intersubjetivo. Son notorias las ambivalencias de sentirse incluido y estar “por fuera de” . Es muy probable que a ello remita la inhibición por la que estaba signado su sufrimiento psíquico al

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