Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas
SALUD MENTAL UNIVERSITARIA • 179 FORMAS DEL RECONOCIMIENTO Y SU INCIDENCIA EN LA SUBJETIVACIÓN Las trayectorias biográficas se circunscriben a relaciones particulares que se dan entre el sujeto consigo mismo, su relación con otros y el campo cultural. En momentos claves de la existencia de cada sujeto y en ese entrama- do relacional, el reconocimiento de los Otros tiene una incidencia capital en la manera en que se gestionan, tramitan y subjetivan las di- mensiones del malestar, así como otras que se inscriben en la producción de proyectos vitales y horizontes de sentido de cada sujeto. Honneth es uno de los autores que ha abordado con agudeza el concepto del reco- nocimiento, al llegar a instituirlo como una de las claves analíticas de las sociedades con- temporáneas (Honneth, 2011). Tras retomar y actualizar el concepto de la tradición hegelia- na-marxista, plantea que el reconocimiento se efectuaría en tres dimensiones de las prác- ticas sociales que, si bien analíticamente son diferentes en la experiencia de cada individuo, están anudadas e interrelacionadas. La reci- procidad en el reconocimiento se constituiría en una práctica social y antropológica, desde la cual los individuos lograrían una autorrea- lización positiva consigo mismo y el otro, así como a las sociedades, aquello les permitiría mayor integración social y moral. De esta ma- nera el reconocimiento trataría sobre unmodo particular de práctica social en donde se con- firmaría, desde una dimensión exterior, una demanda de valoración o de un colectivo, rea- lizada desde una perspectiva interna, lo cual tendría importantes consecuencias subjeti- vas en aquellos sujetos reconocidos, así como en su comunidad de pertenencia, dado que tendría impacto en las dimensiones sociales y normativas. Las dimensiones de reconocimiento, de acuerdo a Honneth, serían las referidas al amor, el derecho y la solidaridad. El mode- lo del reconocimiento del amor y la amistad introduce las relaciones primarias que gene- ralmente se dan en las relaciones filiales y de proximidad, donde se encuentran, a través del reconocimiento y el cuidado del Otro, so- portes afectivos e identificatorios, importan- tes no sólo en la formación subjetiva, sino además en el cuidado emocional y físico. La consecuencia sería que aquel sujeto expe- rimentaría en la relación consigo mismo la autoconfianza. El segundo modelo del reco- nocimiento se refiere al campo jurídico y esta- blece la demanda, por parte de los sujetos, de ser reconocidos jurídicamente como sujetos morales y partícipes de una colectividad en igualdad de derechos ciudadanos, lo que es- tablece las condiciones del autorrespeto. El tercer modelo de reconocimiento expresa la necesidad de los sujetos de participar y apor- tar a una comunidad, en la cual se reconocen sus habilidades y su propia individualidad, para lograr una relación consigo mismo de autoestima (Honneth, 1997a). En cada una de esas tres dimensiones o modelos de las prácticas de reconocimiento, Honnethmuestra su reverso en aquellas prác- ticas en donde falla el reconocimiento, para caracterizar lo que denomina las formas del desprecio. Dichas formas estarán asociadas, respectivamente, al maltrato, la amenaza y la agresión en el modelo del amor; a la privación del derecho y la exclusión, en la dimensión
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