Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas
SALUD MENTAL UNIVERSITARIA • 169 DISCUSIÓN El relato de Catalina nos permite ir levantando algunas conjeturas sobre los restos o saldos asociados a las experiencias familiares y es- colares vividas. Sobre la “mochila familiar”, no podemos dejar de preguntarnos por las consecuencias subjetivas y relacionales de la exposición a violencia intrafamiliar durante la niñez de Catalina, en consideración de que di- versos autores han subrayado cómo ésta afecta “el sentimiento de seguridad y de confianza en el mundo y en las personas que lo rodean” (PatróHernández y Limiñana Gras, 2005, p. 12) y, en tal sentido, atañe también al lazo social. ¿Cuánto persiste de este resto cuando Catalina da cuenta del sentimiento de cargar una cora- za, un disfraz, o del carácter poco real o tran- sitorio de ciertas experiencias e intercambios? Recordemos además que no se trató sólo de las consecuencias de la violencia en el hogar, sino también de aquellas vinculadas con haber sufrido bullying durante su vida escolar. Como una hipótesis específica sobre la rela- ción entre mujeres jóvenes de sectores popu- lares y sus madres, Araujo yMartuccelli (2012) señalan quemuchas veces las hijas intervienen decididamente “en la defensa, protección y establecimiento de la conciencia de derechos y de dignidad de sus madres en las relaciones de pareja” (p. 151), lo que las convierte en un activo soporte intergeneracional. Catalina da cuenta de esta forma de relación en su relato, en ese nosotras del “vámonos”, “podemos vivir las dos solas”, agenciamiento que despliega en conjunto con su madre, para intentar por esa vía detener la violencia en sus vidas. A propósito de la figura de un papá “cero”, “que no existe en la vida” —en la línea de lo expuesto por Catalina—, Araujo y Martuccelli (2012) subrayan que los padres aparecen leja- nos y ausentes en lo referido a la organización familiar, y dan cuenta de una “inexistencia co- tidiana casi absoluta” (p. 148). El espacio deja- do por los padres en la cotidianidad doméstica es ocupado por la madre, que queda caracte- rizada por una suerte de omnipresencia en el mundo cotidiano y afectivo, como podemos apreciar, por ejemplo, en el permanente apo- yo brindado a su proceso educativo, desde el inicio de su vida escolar. Como señalamos, Catalina da cuenta de un proyecto familiar —más bien marental— en torno a la enseñanza media técnica, toda vez que supondría el único don “muy asegurado”, ahí donde ingresar ymantenerse en la Univer- sidad se juzga como un desafío “súper difícil”. No resulta del todo claro con qué materiales y anhelos familiares se construye el proyecto de los estudios universitarios. Parece haber habido un empuje de parte de Catalina, que se resistió a que la enseñanza técnica fuera su “úl- timo destino educativo”. Junto con ello, resulta atendible asumir que contó con apoyo fami- liar —marental—para ir perfilando un camino hacia la Universidad, en consideración de que “el proceso estratégico” para ingresar a ella “comienza incluso antes de segundo medio, por ejemplo cambiándose de establecimien- to durante el paso de la enseñanza básica a la media” (Castillo y Cabezas, 2010, p. 66). En el caso de Catalina, no resulta enteramente claro que los reiterados cambios de colegio hayan dado cuenta de una “estrategia” para cimen- tar el camino a la lejana y difícil educación universitaria, pues se trató más bien de una
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