Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas

144 • SALUD MENTAL UNIVERSITARIA hace de la experiencia de la Universidad su- súper, como, tormentoso en el sentido de que uno no se siente seguro dentro de susmismos compañeros, no porque el día demañaname pueden pegar, sino que el hecho de no poder opinia- opinar libremente, eh, es un proceso súper fuerte que yo nunca lo había vivido en mi colegio (estudiante). Es bastante claro que no sólo se reconoce un conflicto, sino que éste genera malestar social y sufrimiento psíquico en la medida en que se configuran prácticas de exclusión y un retiro decidido de la vida universitaria por par- te de esta estudiante. También se evidenció, en el relato de este caso, la emergencia de una forma común de lidiar con las tensiones rela- cionales que hicieron de su centro el temor al otro y la desconfianza (Lechner, 2006 citado en Araujo, 2016), lo que generó dinámicas marca- das por la diferenciación-contraposición entre semejantes, sean estos individuales o colecti- vos (Stabili, 1996). yo no entendía porque de partida una persona podía como odiar a alguien por su situación económica (estudiante). En términos generales, es posible señalar que, frente a configuraciones hostiles de este tipo en la vida universitaria, son consecuentes los mecanismos de polarización y segregación a partir de la conformación de grupos, cuyas asociatividades están determinadas por los colegios, sectores de procedencia y/o perfiles socioeconómicos. Se trataría de una re-articu- lación que opera una vez dispuestas las genera- ciones, mecanismo que apunta a re-establecer la homogeneización de dinámicas, composi- ción social, y afinidad entre sus miembros. Contraria a esta hostilidad, otra de las trayectorias de vida de un estudiante perte- neciente a la élite económica da cuenta del significativo rol protector que tomó el campo universitario y la “vida en comunidad”, al con- figurarse esta última de forma contrastante y alternativa a los vínculos escolares y a la red familiar misma. Resulta evidente que la confi- guración de relaciones interpersonales en este segundo caso se vio mediada por la intersec- cionalidad que supuso para este estudiante el ser parte de las disidencias sexo-genéricas. En ese sentido, su relato no tensiona el campo de las desigualdades entre estudiantes, al menos en el plano socioeconómico. Lo que aparece más bien es el valor otorgado a lo “diverso” en la Universidad, dado que los contextos sociales de procedencia eran descritos como esferas altamente conservadoras y elitistas. La diversi- dad en tanto factor protector para esta persona además operaba como un importante anclaje identitario. Un punto en común entre ambas trayecto- rias fue que las problemáticas de saludmental emergieron antes del ingreso a la educación superior y que situaban a la esfera familiar como el principal foco de la tensión afectiva. No obstante, ambos casos dan cuenta del modo en el que las problemáticas de salud mental prontamente se actualizaron, e incluso se vie- ron potenciadas por las exigencias académicas , conmanifestaciones preponderantemente sig- nadas por el estrés, el cansancio y el insomnio. Ambos casos dan cuenta de que “es demasiado lo que se pide”, relatos que además describen ciertas prácticas docentes violentas y la “nor-

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