Salud mental universitaria: voces, trayectorias y prácticas situadas

SALUD MENTAL UNIVERSITARIA • 105 ción del interés y la necesidad del estudiantado por estos dispositivos podría ser un indicio de que en esos espacios se recoge una subjetividad estudiantil que, al parecer, en otros lugares de la comunidad y del entramado institucional no acontece de esa misma manera. En este sentido, al parecer el estudiantado se asegura un enlace en los dispositivos de atención en salud mental que muestra su dimensión privilegiada como espacio de escucha. Cuando el territorio no es escenario de lo subjetivo Como contrapunto a las experiencias de integración hasta aquí compartidas, también es posible hallar relatos donde el territorio universitario no es presentado como un so- porte o un campo de acción e interacción con los otros. En su lugar, lo que predomina, suelen ser los conflictos y desencuentros con los pares ante los cuales el estudiantado se retira del espacio universitario o se atomiza en ciertas porciones particulares de participación territorial. Un estudiante señala: “[la Facultad] nunca tuvo como un am- biente muy muy amigable la verdad (...) es un ambiente muy administrativo que realmente es como que cada uno va a hacer su trabajo, sus cosas y se acabó” (estudiante). Las experiencias donde la integración al territorio universitario permanecen inconclusas y tensionadas guardan distintos contenidos, dentro de los que destacan las diferencias y hostilidades entre pares por las trayectorias escolares previas, los te- rritorios habitacionales de procedencia o el nivel socioeconómico al que se pertenece y que parecieran fragmentar y atomizar las relación con los otros y la participación de la vida universitaria. Asimismo, estas experiencias dejan entrever una renuncia por parte del estudiantado a la disputa y construcción de los sentidos simbólicos que se enlazan al asentamiento físico donde se desarrollan sus prácticas cotidianas. Una estudiante comparte: (...) tampoco era gente con la que yo quería compartir mi opinión, sabiendo (...) este tipo de interacciones como como pasivo agresivas (...) como, “igual hay cuicos en la genera- ción”, (...) entonces yo nunca di mi opinión como a mi generación, porque yo sabía que (...) no erami espacio (estudiante). La extrañeza con la que se experimenta el espacio señala que la relación de inte- gración con el territorio no está asegurada de antemano y subraya que, en algunos casos, la procedencia territorial de ciertos estudiantes choca fuertemente con el nue- vo territorio. Este signo de ajenidad indica a su vez que distintas dimensiones previas como la clase y el género, así como también el uso de códigos y valores compartidos, se ponen en juego demodo interseccional respecto a las formas de aparecer y hacerse lugar en el espacio universitario. Junto con lo anterior, el territorio universitario con-

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