Cuentos en periplo: campaña "Besa la vida, cuida tu boca"
LA BOCA TIENE MEMORIA Autor: Christian Valeria Dicen que nuestra dentadura tiene memoria. Que si por alguna razón los movieran unos milímetros de su eje, volverían a su lugar, no sin antes luchar y desarraigarse de su nuevo y extraño paisaje, para volver a su zona de confort. Ese tema me dio vueltas mientras pensaba que no solo los dientes poseen arraigo. También mi boca, que no puede desligarse de lo vivido. A veces la recuerdo, ya cada uno con vidas paralelas que no se cruzan, pero que no me quita el palpitar frenético del corazón ante su presencia imaginaria. Ese es el magnetismo del aura , dice una amiga mística que no entiende porque nos distanciamos sí la polaridad de nuestras almas nos conduce a estar unidos sin condiciones. Eso es porque sus caminos están trazados de antemano , dice otro amigo, creyente del destino y sus peculiaridades. Aun la ama y no lo quería reconocer, dice mi hermana menor, que tiene ojos de lince y una intuición extraña a su edad. Si, puede ser que aun la extrañe, pero evito pensar en eso. Lo que más evoco es su preocupación, ya que velaba por todo lo que a mí me faltaba tener. Y de todo lo que le interesaba de mí, su foco de interés estaba en la boca, ya que decía que de ahí y a través de la voz brotaba el sonido de las emociones. Me costaba entender que quería decir con eso, pero al conocerla a diario pienso que lo pude comprender. Todo parte por lo que vemos, por eso ¡debes lavarte los dientes así! , decía esmerada en sonar pedagógica y convincente, ensayando una y otra vez la forma correcta de hacerlo. Yo siempre más desordenado en todo, le seguía la corriente primero porque me gustaba, aunque después terminó convertido en un buen hábito cotidiano que hasta el día de hoy mantengo sagradamente. -¿Fuiste al dentista? Llevas días con dolor de muelas, amor. -No puedo ir esta semana, estoy tapado en pega. -Pfff, siempre tienes excusas. Siempre haciéndole el quite al doctor. Mañana mismo te pediré hora! Y yo, ahí, embobado por el tono vehemente en que decía eso, me dejaba llevar entre la promesa de un beso y la alegría de verla sonreír. Y si, lo mejor era ir, ya que a veces el cuerpo da muchas señales que no debemos omitir. La muela necesitaba una tapadura tal como ella lo había pronosticado. Ahí entendí por qué se llevaba tan bien con mi hermana. Después de eso, descubrí pegado en el refrigerador un papel que rezaba: Cepíllese los dientes al menos tres veces al día/ Use una pasta dental con flúor/ Ocupe hilo dental al menos una vez al día/ Cambie su cepillo de dientes cada tres meses/ Consuma una dieta saludable/ Evite fumar, los dulces y las bebidas endulzadas/ Programe visitas a su dentista al menos cada 6 meses / Y no olvides que te quiero mil! Un día llegué antes del trabajo y al abrir la puerta, estaba ahí. Mirándose frente al espejo, sonriendo a un público imaginario. Me iluminó el rostro cuando se volvió hacia mí y me mostró sus dientes. ¿Te gusta cómo quedaron? Fui a una limpieza. Creo que ahora se nota más mi felicidad , me dijo suavemente y antes de darme un beso. Un beso que mi boca aún tiene presente. Y nuestras charlas, eran cosa de horas. Diálogos eternos conducidos por la curiosidad de conocernos y comprendernos, el cual contradictoriamente fue la misma vía que nos llevó a distanciarnos. Ella 40
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