Cuentos en periplo: campaña "Besa la vida, cuida tu boca"

Llegamos una hora antes, sudábamos de pies a cabeza, nos agarró un temor tan grande, que en varios momentos estuvimos a punto de salir arrancando, tenía ganas de vomitar, de llorar, renegar de mi origen, a pesar del gran amor por mis padres, mi marido trataba de calmarme y yo tomaba sus manos temblorosas. Ahora logro entender que nuestras reacciones no eran más que la relación que hacíamos entre el dentista con los fuertes dolores que habíamos vivido por tantos años . Favorablemente nuestra primer experiencia recostada en el sillón que la profesional manipulaba para subirnos y bajarnos, con un gran foco encima de nuestra cara, que dejaba al descubierto la más mínima imperfección, con una manguerita que succionaba la saliva, con un espejito que permitía ver por dentro, muelas y dientes, terminó siendo nuestra mejor experiencia. Hoy estamos de aniversario de matrimonio, cumplimos un año de casados, y hoy además nos dieron de alta dental, no lo podíamos creer cuando nos encontramos en el pasillo del consultorio luciendo un rostro relajado pero con carácter, donde nuestras bocas sanas y porque no decirlo algo sensual, resaltan con luz propia. Nos habían devuelto la confianza, la posibilidad concreta de morder una manzana, de reír y conversar sin taparnos la boca, de besarnos desvergonzadamente, de saber que nuestros derechos también son nuestros sueños. Hoy voy a celebrar, porque le gane a ese mal llamado destino, voy a celebrar, porque le voy a dar la vuelta al círculo de la ignorancia, hoy voy a celebrar, porque aunque nunca antes tuve un cepillo de dientes, si me enseñaron que las luchas sociales se ganan con educación y consecuencia, hoy voy a celebrar. 5

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