Ensayando (im)posibles

141 CUATRO Manifiesto de los afectos o cómo los medios construyen nuestras ideas amorosas Hoy son los memes, ayer fue la radio, cómo pretenden que yo, que lo crié de potrillo, clave en su pecho un cuchillo. Todo me sabe a alguna canción, todo me recuerda a ella. Cuánto de lo que siento, lo siento yo y/o lo sintieron para mi. Que me masticaron la comida, que Adorno, que la Industria Cultural, que el Reggaeton es misógino, que ponte así, echate acá, recuerda que ante todo el humano nace, crece, se enamora, se reproduce y muere. Que la responsabilidad afectiva, que la educación afectiva, que el poliamor, que el monoamor, que el 14 de febrero, me miró, no me miró. ¿Puede el teatro efectivamente preocuparse de lo afectivo? Cuando hablamos de cómo los medios construyen nuestras ideas amorosas, también hablamos de medios de producción, sipo, si somos un grupo consciente, materialista dialéctico marxista leninista po, si no hacemos las cosas solo por capricho, qué es esa wea, no, acá estamos haciendo arte, acá estamos haciendo en serio. Pero si tuviera que decirte al oído, tantas cosas preciosas que estoy sintiendo por ti, te confesaría estas cosas: Dicen que una obra es un hijoae, pero ese hijoae no es mío, nos cansamos de la autoría, de las personas que ven en un trabajo escénico una propiedad. Si la obra fuese una hija, yo pongo el útero, tú el espermio, otro el óvulo, la matrona, el babyshower, pero ese ser al nacer, en la muestra, hacia el público, NO ES MÍO. ¿Cómo vamos a hablar de amor en una absurda y repetida verticalidad productiva? No quiero ser un colectivo, no quiero ser la compañía, ni le director, solo quiero ser una BITACORA DE PROCESO RADIOAFECTIVA

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