Agresiones sexuales: reflexiones acerca de la intervenciones psicológicas. volumen VI

74 Agresiones sexuales. Volumen VI . Elías Escaff Silva. de la capacitación de los profesionales, el diseño de protocolos de evaluación e investigación que consideren la variable de género y la sensibilización pública. Introducción Múltiples investigadores y expertos coinciden en que la búsqueda de conocimiento sobre la conducta humana debiera incorporar un enfoque biopsicosocial, una perspectiva sistémica e integral, pues el ser humano presenta un funcionamiento de ori- gen y manifestación que es multidimensional. Frente al fenóme- no de la criminalidad, objeto del presente estudio, justamente se ha planteado que la delincuencia y la conducta criminal ocurren en una dinámica donde múltiples factores interactúan, en medio de escenarios familiares, sociales e históricos diversos. En el estudio de la conducta criminal, investigadoras como Van Wormer (2010) han relevado esta perspectiva biopsicosocial, planteando que uno de los elementos más importantes que debie- ra considerarse en su estudio comprensivo, así como en el diseño de intervenciones es el género. Esto debido a que, aunque las mujeres comprenden una minoría respecto a la población que se encuentra bajo el sistema de justicia criminal o en privación de libertad, ellas son muy distintas de los hombres en sus característi- cas biológicas, psicológicas y sociales, cuyo entramado también las diferencia en cuanto al origen de su conducta criminal. Para ella, el género es un concepto que involucra aspectos biopsicosociales: tanto los atributos fisiológicos, como los psicoló- gicos y sociales de lo que implica ser hombre y ser mujer. Desde esta perspectiva, existirían diferencias importantes en las agre- siones criminales, si se considera la perspectiva de género. Por ejemplo, se ha planteado que los factores de riesgo asociados a la delincuencia femenina podrían estar relacionados con traumas en sus relaciones, ya que los estudios muestran que las niñas y las mujeres son menos agresivas en sus ofensas, y que su violencia, cuando se produce, tiende a tener sus raíces y explicaciones en la historia de sus vínculos más significativos, distinto al caso de la violencia masculina que a menudo se relaciona con conflictos de poder y dominio (Van Wormer, 2010).

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