Agresiones sexuales: reflexiones acerca de la intervenciones psicológicas. volumen VI
368 Agresiones sexuales. Volumen VI . Elías Escaff Silva. A partir de las características y complejidades que tienen las diferentes labores profesionales, fue necesario ampliar el foco del autocuidado, incorporando al profesional, en cuanto a las con- ductas que este pudiese realizar para su propio cuidado, así como las condiciones que el contexto institucional pudiese entregar para este mismo fin (Murillo, 2001). Lo anterior, si bien reconoce la necesidad de incorporar a la institución como un agente protector, no lo interpela directa- mente, dejando al arbitrio del contexto institucional la aplicación de prácticas y condiciones de cuidado para los profesionales y los equipos. Esto podría estar ocurriendo en el trabajo con agresores se- xuales, si se considera que en la realidad nacional, instituciones como SENAME establece como lineamiento en sus programas es- pecializados PAS la necesidad de autocuidado señalando que el Director de cada institución, será quien se haga cargo de generar espacios y crear pautas para el autocuidado (SENAME, 2015a), pero no se pronuncia sobre la participación directa y activa de la insti- tución como protectora, sino que solo como encargados de entre- gar espacios y herramientas para la realización del autocuidado. En vista de las limitantes que tiene el concepto de autocui- dado, se hace necesario extender el cuidado de los profesionales, incorporando a equipos de trabajo y a la institución a la que per- tenecen. De esta forma, se acoge el concepto de cuidado de los equipos, en el que se promueve una participación más activa de la institución como agente protector y a los equipos como parte de la dinámica y experiencia laboral (Arón y Llanos, 2004). Por lo tanto, no es recomendable remitirse a las prácticas de cuidado desde un solo concepto, ya que restringe la mirada, más aún si se tiene la intención de contrarrestar el impacto de una labor de alta implicación emocional, como es el caso del trabajo con agresores sexuales. Dicho esto y sabiendo que no hay un modelo particular para el trabajo con psicólogos que intervienen con agresores sexuales, es pertinente rescatar elementos que son parte de los modelos de prácticas de cuidado generados para trabajos con temáticas de violencia, puesto que es allí en donde se enmarcarían las agresio- nes sexuales.
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