Agresiones sexuales: reflexiones acerca de la intervenciones psicológicas. volumen VI

353 “Yo también quiero decir algo”: Abordaje de la terapia grupal para hermanos y hermanas de víctimas de agresiones sexuales... Karina Saldías, Natalia Villanueva cambios conductuales— o que aparezcan en el contexto —como dificultades económicas o para trasladar al niño, niña o joven al espacio— pueden derivar en escasa adherencia al tratamiento e incluso en la deserción, lo cual en el contexto de la terapia grupal no solo impacta en el proceso individual sino también en las diná- micas grupales establecidas así como en la motivación de los de- más miembros por participar del espacio. Por ello es fundamental el establecimiento de un vínculo con el adulto responsable desde la selección de los participantes del grupo, así como el estableci- miento de un compromiso formal de adherencia por la duración total de la intervención. El espacio físico debe ser apropiado a la estación del año y a la cantidad de asistentes. A su vez, es válido señalar que los pro- fesionales a cargo del grupo cuenten con los implementos, mate- riales y artículos necesarios para que ningún integrante se quede sin realizar las actividades del proceso terapéutico grupal. Para esto hay que contar con redes de apoyo suficientes para lograr los objetivos primordiales a cada encuentro. Asociado a lo anterior es necesario que el proceso terapéutico grupal sea establecido en un horario que posibilite la participación de los miembros, y que idealmente coincida con el horario de atención de las víctimas o los adultos significativos, para así no sobrecargar a la familia con demandas de parte de la institución y, de esta forma, promover la adherencia a las intervenciones. En tercer lugar, el terapeuta —como fue mencionado en los aspectos teóricos— debe contar con conocimientos básicos que le permitan el manejo de las dinámicas grupales y de las distintas situaciones que vayan surgiendo; por ende, es primordial tomar en consideración no influenciar negativamente en los niños y ni- ñas la imagen del agresor de su hermano o hermana, sobre todo si es intrafamiliar, para prevenir la aparición de sintomatología que perjudique su bienestar emocional. Es preciso que el terapeuta presente una orientación ética respecto al manejo de la infor- mación, siendo primordial que se convierta en un facilitador de dinámicas comunicacionales apropiadas al ciclo vital de los miem- bros. Esto implica tanto no validar dinámicas de secreto respecto a la información —que pudieran profundizar consecuencias de

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